En los últimos días hemos asistido a lo que, a todas luces, es una gran noticia para España. Mientras la Comisión Europea daba luz verde a la propuesta de prohibir las ventas de diésel y gasolina en 2035, se presentaba el Plan Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica del Vehículo Eléctrico y Conectado (PERTE VEC).
Y con el PERTE VEC, comenzaban a confirmarse proyectos, como la «gigafábrica» de baterías de SEAT y Volkswagen en España. También surgían nuevos proyectos, como el de Acciona y Silence. E incluso proyectos para salvar la fábrica de Nissan en Zona Franca.
Pero la otra cara de la moneda del fin de la combustión interna llega con el cierre de aquellas fábricas que no se adapten a la nueva realidad.
La Comisión Europea pretende el fin de la combustión interna en 2035, mientras España ha previsto la inversión de 4.295 millones de euros para apoyar la transformación de la cadena de valor del automóvil
Bujías producidas por Bosch.
Bosch plantea cerrar su fábrica de Munich
El gigante de la automoción Bosch estaría planteándose cerrar su fábrica de Munich. Tal y como publica Muenchner Merkur, Bosch estaría pensando cerrar su fábrica de Munich por la transición del motor de combustión interna, al coche eléctrico, que provocará una «considerable sobrecapacidad y la necesidad de ajustes», en una fábrica que en estos momentos produce componentes clave de la combustión interna, como bombas de combustible, e inyectores.
El futuro de fábricas como la de Bosch en Munich pasa, necesariamente, por reinventarse, y transformar su actividad en la de un proveedor para coches eléctricos, o cerrar. Si bien es cierto el cese de las ventas de automóviles de combustión interna no se espera antes de 2035, fecha a partir de la cual la Comisión Europea pretende que solo se vendan coches eléctricos, de baterías, o