Uno de los principales motivos por los que los coches con motor diésel pueden ser calificados como desfavorables al pasar la ITV es la prueba de gases y opacidad. Muchos usuarios rechazados en la ITV por los resultados en esta prueba de gases acuden al taller a buscar una solución. Otros recurren a los aditivos “antihumos” o directamente optan por un proceso de descarbonización del motor. Y cada vez son más los que optan por trucos caseros que, en ocasiones, pueden causar graves averías en el motor.
Entre estos últimos, cada vez es más frecuente escuchar quien hace estallar un petardo en el tubo de escape (seguro que has visto algún vídeo circulando en redes sociales). También hay quien recomienda añadir un poco de gasolina al gasóleo. Y recientemente me han hablado de una práctica cada vez más extendida: aplicar agua a alta presión (de una pistola de lavado o una máquina tipo karcher) directamente por el escape, para “limpiar” el filtro de partículas.
IMPORTANTE: ni se te ocurra recurrir a ninguna de estas soluciones mencionadas anteriormente No sólo son ineficaces, sino que pueden causar gravísimos –y costosos– problemas a los elementos del sistema de escape o a la inyección.
Si no hay ninguna avería o desajuste en el motor, en la mayoría de los casos, como vamos a ver, la solución para convertir en favorable una prueba de gases desfavorable de un diésel en la ITV es mucho más fácil, y está al alcance de cualquiera.
¿Qué es la prueba de opacidad para los diésel que realiza la ITV?
La normativa para la medición de la opacidad en la ITV ha cambiado varias veces en los últimos tiempos. Esta medición registra el nivel de humos del escape, para comprobar que no se supera un máximo establecido, que varía en función de la antigüedad del coche. Mejor dicho: lo que cuantifica es cómo de negro (opaco, de ahí lo de opacidad) es el humo que sale del escape. Niveles de opacidad altos son sinónimo de una combustión incompleta en el motor, por lo que el gasóleo no se está quemando correctamente.
La prueba se realiza llevando el motor hasta el corte de inyección acelerando en vacío. Todos los sistemas auxiliares consumidores de energía –luces, radio, aire acondicionado, etc– deben estar desconectados durante la prueba. Normalmente se realizan tres mediciones, para quedarse con la más favorable.
Mucho ojo porque a diferencia de los coches con motor de gasolina, el límite máximo de contaminación que se toma en la ITV en la prueba de gases es el que establece el fabricante al homologar el motor, que figura en la denominada “pegatina de gases” o “pegatina de opacidad”. Puedes encontrarla normalmente en el marco de la puerta, en la parte interna del capó o en una torreta de las suspensiones delanteras. Si el vehículo no lleva pegatina de gases, entonces se toman como referencia los valores del Manual del procedimiento de ITV.
Los límites son los siguientes:
- Coches diésel Euro 6: opacidad máxima 0,7
- Coches diésel Euro 4 y Euro 5: opacidad máxima 1,5
- Coches diésel atmosféricos matriculados antes del 1/07/2008: 2,5
- Vehículos anteriores al 1 de enero de 1980: exentos de la prueba
¿Puedo seguir circulando si la prueba de gases es desfavorable?
Es importante tener en cuenta que la prueba de opacidad lo que mide es el humo negro que emite el coche, pero tu diésel puede no superarla aunque visualmente no notes que emita mucho humo por el escape.
La prueba no considera si la válvula EGR o el filtro de partículas están funcionando de forma correcta; puede ocurrir –aunque es poco probable– que un coche con estos elementos en mal estado superen la prueba… y es bastante frecuente que suceda lo contrario, es decir, que un coche con motor diésel no pase la prueba de gases y no tenga ninguna avería.
En cualquier caso, el mensaje que aparece en el informe que te dará la ITV en caso de no superar la prueba de gases es un defecto grave, con el añadido de que el coche sólo puede circular para ir al taller y solucionar la avería.
Cómo convertir un suspenso en la prueba de gases en un aprobado
Una última consideración antes de ir a un caso práctico: lo primero que debes hacer cuando te toque ir a pasar la ITV de tu coche diésel es asegurarte de que el nivel de aceite del motor es correcto y que ha alcanzado la temperatura óptima de funcionamiento. Lo ideal es haber recorrido al menos unos 20 km antes de afrontar la prueba.
Si aun así, el resultado de la prueba de gases es desfavorable, antes de tomar ninguna otra medida te recomiendo hacer lo siguiente. Sal de la ITV y dirígete a una autopista, a ser posible. Siempre que la velocidad máxima de la vía lo permita hasta que te incorpores a la autopista, no tengas miedo en acelerar el coche hasta la zona más alta del cuentavueltas en marchas cortas (segunda o tercera). Y una vez en la autopista o la autovía circula unos 25 km olvidando la quinta o la sexta marcha (en caso de tenerla) para que el motor gire una buena parte del recorrido sobre las 3.500 rpm, y puntualmente alcanzar las 4.000 rpm.
Haciendo esto se eliminará el exceso de carbonilla que pueda estar acumulada en el sistema de escape, y que se produce en grandes cantidades en los coches con diésel que realizan recorridos cortos donde el motor no llega a alcanzar la temperatura óptima. O que se conducen a menudo por ciudad o abusando de las marchas largas, un tipo de conducción que favorece enormemente la creación de carbonilla, por no hablar de la saturación del filtro de partículas.
Hecho esto, vuelve a la ITV, podrás realizar de nuevo la prueba de emisiones si necesidad de pasar todo el proceso… y lo más probable es que el resultado cambie a favorable. Si no es así, entonces puedes recurrir a un aditivo para el combustible, aunque no es probable que la cosa mejore, y entonces sí te tocará pasar por el taller para revisar, en primer lugar, el filtro de aire y el propio sistema de escape, o pasar a revisar la inyección o el resto de sistemas anticontaminantes (EGR, filtro de partículas, etc).
Un caso práctico: de desfavorable a favorable en cuestión de minutos
Como ejemplo real, he pasado la ITV a un coche que utilizamos en casa desde hace años, un Ford Ka 1.3 TDCi de 2009 equipado con filtro de partículas. El coche tenía la revisión anual recién pasada en el taller habitual y sin haber dado nunca antes problema alguno en la inspección técnica. Los valores de opacidad en las últimas inspecciones (tengo la costumbre de guardar al menos las 2 últimas) inferiores a 0,4.
Hay que señalar que, en este caso, el límite de opacidad es el registrado en la mencionada etiqueta de opacidad, que puedes ver más arriba, donde el valor máximo no puede superar la cifra de 1,12.
Sin embargo, por primera vez, el resultado de la prueba fue desfavorable, con un valor de opacidad de 1,21, la mejor de las hasta 8 mediciones realizadas, oscilando siempre entre 1,6 y 1,3. Y no era casualidad: por distintas circunstancias, durante el último mes el coche se había estado utilizando precisamente en recorridos muy cortos, sin salir a carretera.
Realizamos el proceso mencionado anteriormente, en este caso un recorrido de 35 km entre la ida y la vuelta a la ITV, dando “alegría” al motor. Y en la primera medición tras volver a pasar la ITV, apenas unos minutos después de la primera, consigue el aprobado, con un valor de 0,9, y sin necesidad de pasar por el taller o recurrir a “trucos de magia negra” para eliminar los malos humos. Pegatina al parabrisas…. y hasta el año que viene.