La crisis mundial de microchips está afectando a la industria del motor de una forma que nadie hubiera imaginado. Mercedes-Benz acaba de detener la producción en Alemania y Hungría, sin poder dar una fecha de cuándo se reanudará mientras que Jaguar-Land Rover podría demandar a su proveedor de microchips ante la sangría económica que le está causando los problemas en la escasez de suministro a su matriz, Tata Motors.
Pero Tesla, que es una empresa tecnológica, está saliendo del paso. Y es que está reescribiendo el software de sus vehículos para admitir microchips de nuevos proveedores.
19 nuevas variantes de controladores en unas semanas
Según comentó Musk a los inversores, la escasez de chips era «un gran problema» para Tesla que solucionó sustituyendo los componentes que no tenían y reescribiendo el software en cuestión de semanas para poder incorporar los de otros proveedores.
En concreto, el equipo de Tesla trabaja para diseñar, desarrollar y validar 19 nuevas variantes de controladores (ECU) en respuesta a la escasez constante de semiconductores.
Para hacernos una idea del problema, un Volvo XC90 tiene aproximadamente 110 ECU además de software, sensores, cámaras y un sinfín de elementos que componen su arsenal tecnológico. Y casi la mayoría procede de proveedores externos.
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