El mundo del automovilismo está lleno de historias curiosas e increíbles, las cuales forman parte del auténtico encanto del mismo más allá de los superdeportivos anunciados o las soluciones de movilidad ecológicas –siendo políticamente correctos- que nos veremos obligados a usar en el futuro. Y como no, una marca con el linaje Volkswagen no iba a estar exentas de ellas: hoy os contamos cómo surgió el Volkswagen Tipo 147 Kleinlieferwagen (pequeña furgoneta en alemán), “Fridolin” para los amigos.
Nos remontamos a la década de los años 60, momento en el que el servicio postal de Alemania (Deutsche Post) se encontraba buscando un vehículo de reparto. En un primer momento pensaron que el Goggomobil era una solución ideal, pues se trataba de un microcoche que sobre el papel cumplía sus necesidades, pero se encontraron con un cochecito no muy fiable ni eficiente.
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El Fridolin nació como un encargo del Deutsche Post a Volkswagen
Así pues, recurrieron a la todopoderosa Volkswagen, a quien se le entregó una lista con las características que debía reunir ese vehículo postal: un amplio espacio de carga capaz de transportar hasta 340 kg, dos puertas correderas que faciliten el acceso al mismo, un tamaño reducido, una mecánica ahorradora y muy fiable… y un precio contenido.
Los de Wolfsburgo aceptaron el reto y presentaron un prototipo a las autoridades alemanas con el que quedaron francamente satisfechas. Para reducir el coste al mínimo Volkswagen echó mano de su banco de órganos, tomando como base el chasis de un Karmann Ghia, el motor y la transmisión del Beetle, la parte trasera del Tipo 2 Microbús y el capó y faros del Tipo 3 Coupé.
En concreto, nuestro protagonista contaba con un motor refrigerado por aire de 1,2 litros de cilindrada con 35 CV asociado a un cambio de cuatro velocidades,