Septiembre llega cargado de novedades en el mundo del motor más allá de la reforma de la Ley de Tráfico. El próximo miércoles, día 1, la AP-2 levantará sus barreras: el tramo que une Zaragoza con la costa de Tarragona y con Barcelona será gratis. Con este movimiento se liberalizará una de las autopistas más caras de España, pero no será la única. Tres más pasarán a ser gratis: parte de la AP-7, la C-32 y la C-33.
Todos aquellos que hemos veraneado en Salou y en otras localidades de la Costa Dorada recordamos algunos elementos que eran comunes a todos aquellos viajes: la ilusión de trasladar la vida cotidiana de la ciudad a la playa porque sabías que buena parte de tus amigos estaban allí, la emoción de atravesar el Meridiano de Greenwich… y las quejas de la persona que estaba al volante debido a los peajes. La AP-2 se convirtió en una clara alternativa a la N-II, que transcurre paralelamente aunque con más tráfico y mayor peligro: no en vano, en los últimos diez años se han registrado 709 accidentes y se han perdido 62 vidas.
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15 céntimos por kilómetro
Cuatro décadas después (concretamente 44 años) se mantienen dos de los tres elementos comunes de esos viajes porque a partir del 1 de septiembre, la AP-II se liberaliza: desplazarse desde Alfajarín (Zaragoza) hasta El Vendrell (Tarragona) será gratis. Hablamos de una autopista gestionada por Abertis cuyo kilómetro tenía un precio, más o menos, 15 céntimos: los viajes entre Alfajarín y El Vendrell (215 kilómetros) costaban 20,65 euros, ir hasta Lérida suponía 13,55 euros mientras que viajar desde Zaragoza hasta Barcelona suponía un desembolso de 30,70 euros.