El recién finalizado agosto devuelve a las ventas de coches a cifras de hace una década, producto de la anterior crisis económica. Con 47.584 automóviles matriculados, se trata del peor agosto desde el de 2014, pese a que este mes de descanso estival, y salvo excepciones muy concretas como el de 2018, nunca destaca por grandes volúmenes.
A ello se añade que este mes se convierte en el primero del año que no mejora las cifras de 2020, firmando un retroceso del 29 % respecto al año pasado que cerró en 66.923 unidades. Y la caída es aún mayor si se compara con agosto de 2019, cuando se comercializaron 74.490 coches.
La crisis de microchips, que lastra la producción de coches tanto a nivel mundial como nacional, sumada a la pandemia o a la subida del precio de la luz, obligando aún más a los consumidores a frenar el gasto, son las principales causas que señala el sector del automóvil. Y a ello se suma la incertidumbre tecnológica que lleva varios años entorpeciendo el mercado particular.
Así, las patronales automovilísticas fían ya la recuperación a 2022, pues todo apunta a que este 2021 no se superará el millón de unidades: la crisis de semiconductores y la sanitaria seguirán haciendo mella en los tres meses que quedan.
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