Volvo ha comunicado unas ventas globales de 45.786 vehículos en agosto, lo que supone un descenso del 10,6% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. La demanda general en la industria automovilística ha seguido siendo fuerte, al igual que la de los productos de Volvo.
Desde mediados de julio, el cierre de proveedores como consecuencia de la COVID-19 en el sudeste asiático, sobre todo en Malasia, ha empeorado una ya difícil situación de suministro. La escasez de materiales ha obligado a paralizar temporalmente las actividades de las instalaciones de Volvo en Suecia, Bélgica, China y los Estados Unidos, con la consiguiente caída de la producción.
Volvo está realizando un seguimiento continuo de la situación y, según sus previsiones, será muy difícil que en la segunda mitad de 2021 se alcancen los volúmenes de ventas del mismo periodo de 2020. Esto afectará a los ingresos y los beneficios, aunque Volvo mantiene sus perspectivas para el ejercicio completo de 2021.
En los ocho primeros meses del año, la empresa vendió un total de 483.426 vehículos en todo el mundo un 26,1% más que durante el mismo periodo del año anterior.
Crecen las ventas de los modelos electrificados
Las matriculaciones de estos vehículos se han mantenido fuerte y representó el 24,2% del total de vehículos vendidos en el mes. En Europa la marca alcanzó un máximo histórico, ya que el 47% de los vehículos vendidos en agosto pertenecían a esta gama.
Estados Unidos comunicó un fuerte aumento de las ventas durante el mes de agosto, con un incremento global del 3% (10.686 vehículos) respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. Este aumento se debió a la gran demanda de los clientes, principalmente del XC90, que fue el modelo más vendido, seguido del XC60.
Durante el mes de agosto, las ventas en China acusaron el efecto de los brotes de COVID-19