¿Quién, siendo amado, es pobre?, decía Óscar Wilde. Bueno, esta frase resume perfectamente ésta nueva Aventura en Clásico en la que esta vez fuimos a Mónaco y Montecarlo. En este artículo te contaré la sensación de ir con un SEAT 127 entre Ferraris y por algunas de las calles más caras del mundo. ¿Te puedes creer que no envidié nada de allí?
Mónaco, la pequeña ciudad estado
Está organizada en diez distritos, y como ya sabéis los cabeza gasolina, aquí se celebra una de las carreras más míticas de la Formula 1, y también uno de los rallyes más míticos. Además cerca, en Cannes, uno de los festivales de cine más míticos. Todo eso en la coctelera da como resultado común, un valioso y codiciado material: dinero. Sin duda se nota que por allí, el poderoso caballero campa a sus anchas.
Solo hay un Estado más pequeño, el Vaticano. Si lo habéis visitado es muy parecido en cuanto a concepto de Mónaco, no sabes realmente cuando termina Italia y empieza el Vaticano. Perteneció a Italia, Francia en la Segunda Guerra Mundial, y se proclamó neutral aunque tenía lazos financieros con Hitler (lo mismo pasó con Suiza). En fin, que es un lugar con una historia como estado relativamente corta y que ahora mismo es una especie de terreno, con unos 2 kilómetros cuadrados de superficie, donde el lujo, el glamour, y los superdeportivos están a la orden del día.
El Gran Premio de Mónaco
En 1929 se corrió la primera carrera en el circuito urbano de Mónaco. Subidas y bajadas, rectas, curvas míticas, Mónaco permanece en la Formula 1 desde su inauguración en 1950. La primera carrera la ganó Fangio con un Alfa Romeo. De hecho en una de las partes de Mónaco hay una figura de Fangio, yo en el SEAT 127, llevo a