Rolls-Royce ha confirmado oficialmente que su primer coche eléctrico de producción llegará a finales de 2023 bajo el nombre de Spectre, todo un punto de inflexión para una marca que actualmente su oferta mecánica se centra en un V12 de 6,6 litros de cilindrada y que nunca ha contado en su haber ni tan siquiera con un híbrido convencional.
El anuncio ha tenido lugar el pasado miércoles de la mano del propio CEO de firma británica, Torsten Müller-Ötvös, quien ha explicado que estaban esperando el momento adecuado en el que la técnica permitiese construir un coche eléctrico a la altura de un Rolls. No obstante, por todos es sabido que la prohibición de los diésel y gasolina en 2035 algo habrá condicionado. No en vano, añadía Müller que para el año 2030 la gama de Rolls-Royce estará completamente integrada por vehículos puramente eléctricos.
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El Spectre se construye sobre una plataforma exclusiva de Rolls-Royce
En cuanto al Spectre, no ha trascendido información alguna, salvo que está construido sobre la plataforma modular exclusiva de la marca que ya utilizan otros modelos como el Phantom, el Cullinan o el Ghost. Se trata de una arquitectura modular de aluminio que debutó en el Phantom en el año 2017 y que está pensada para diferentes powertrains, tanto para motores de combustión como eléctricos. Por tanto, nada tiene que ver con la plataforma CLAR que BMW usa en modelos como el iX, ganando así un toque de exclusividad que no tendrán rivales como Maybach o Bentley.
Asimismo, todo parece indicar que el Spectre será el encargado de relevar al Wraith, un gran turismo 2+2 que para la llegada de este nuevo modelo habrá cumplido diez años entre nosotros, teniendo ambos una silueta muy similar a juzgar por la imágenes que ha compartido Rolls, en las