La crisis de los microchips es de una de las numerosas piedras que han aparecido en los últimos años en el camino de los fabricantes de automóviles. Lógicamente, los fabricantes no están esperando a que la situación en Taiwan, el mayor fabricante mundial de semiconductores, mejore y recupere el retraso.
Intel, por ejemplo, fue inundado por peticiones de las marcas para que les fabricarán los microchips. Sin embargo, no lo va a hacer. ¿Por qué Intel no quiere entrar en ese mercado? Según explicó Pat Gelsinger, CEO de Intel, a Fortune, porque no le sale a cuenta.
Los fabricantes de automóviles utilizan una tecnología considerada como obsoleta en la industria de la electrónica de consumo. Lo que explica en parte porque las marcas de coches han de tener proveedores en Taiwan, donde producir el tipo semiconductores que ya no quieren en la electrónica de consumo puede ser todavía rentable. Y explica también la respuesta de Intel.
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Así, las marcas de automóviles pidieron a Intel que invirtiera en una nueva capacidad de producción de semiconductores con diseños que, en el mejor de los casos, eran de última generación cuando se lanzó el primer iPhone de Apple.
«No tiene ningún sentido económico ni estratégico», dijo Gelsinger. «En lugar de gastar miles de millones en nuevas fábricas ‘antiguas’, gastemos millones para ayudar a migrar