¿Quién no se ha despertado en medio de la noche, o de una siesta en una calurosa tarde de verano, por el estridente ruido de una motocicleta, o un coche? El ruido nos perturba y ha de considerarse un contaminante más, del medio urbano, y también rural, de la misma forma que lo son las emisiones de gases y partículas que se generan en la combustión, en el motor de nuestros coches.
Los radares de ruido comienzan a imponerse como solución para reducir la contaminación sonora de las ciudades, como de costumbre, persiguiendo a los infractores, disuadiendo al resto. Mientras Europa asiste a la proliferación de radares de ruido en muchas ciudades, en España su implantación es más lenta. Ahora bien, la nueva reforma de la DGT se guarda varios ases en la manga, que abren la puerta a nuevas multas y que posibilitan la implantación de sistemas automatizados como los radares de ruido.
¿Qué es un radar de ruido? ¿Cómo funciona? ¿Los veremos en España?
El ruido es un problema, y los radares de ruido pretenden contribuir a minimizar el ruido generado por el tráfico rodado
¿Qué es un radar de ruido?
Un «radar» de ruido es un dispositivo equipado con un decibelímetro, que mide la intensidad del sonido, y es capaz de identificar la fuente de que procede, para emitir automáticamente una multa que sancione a aquellos vehículos que excedan el nivel de decibelios admitido por las regulaciones.
Desde hace tiempo venimos hablando de los «radares» de ruido. Nótese el entrecomillado, porque este tipo de dispositivos no funciona exactamente como un radar. En países como Suiza se están empleando dispositivos fijos y móviles que, desde el punto de vista técnico, son decibelímetros. Estos dispositivos no solo son capaces de medir la intensidad del sonido a pie de carretera, sino también, y gracias a sofisticados