El celebrado Lotus Omega, con sus enormes pasos de ruedas y su potencia descomunal para una berlina de los 90 es visto como el Opel Omega más mítico y deportivo de la gama. La imagen de ese Omega es tan fuerte que ha eclipsado por completo al otro Omega deportivo, el Opel Omega Evolution 500. Un modelo que, omo su nombre deja intuir, es un auténtico “homologation special” limitado a 500 unidades.
En los inicios del DTM, Opel corre con el Kadett, pero los resultados no son los esperados. Para la temporada 1990, barridos por los BMW M3 y Mercedes 190 E 2.3-16 y 2.5-16, en Opel deciden pasar del compacto a una imponente berlina. Opel no fue la única en tener esa idea, motivada sobre todo por razones comerciales y no tanto deportivas, pues Audi alistaría el recién estrenado Audi V8.
El Lotus Omega, presentado en el Salón de Ginebra de 1989, tenía aspecto de coche del DTM, con su exuberante kit carrocería, y la potencia necesaria. Con sus 380 CV superaba al BMW M5 del momento (340 CV) y al mítico Alpina B10 Bi-Turbo de 360 CV. Ahí es nada. El problema es que Opel no tenía nada que ver con ese coche.
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La idea del Lotus Omega surgió de la dirección de General Motors. En esa época, Opel y Lotus formaban parte de General Motors,