El Toyota Corolla es el único modelo compacto del mercado que está disponible con tres carrocerías diferentes; la tradicional de cinco puertas (Corolla Hatchback), que es la que protagoniza esta prueba; una de tipo familiar que es la más práctica de todas (Corolla Touring Sports); y una tercera en formato de berlina tradicional que prácticamente se presenta como una de las pocas opciones que se puede comprar en la actualidad (Corolla Sedan).
Para ofrecer una gama más completa, y en esa nueva línea deportiva en la que está inmersa la marca japonesa, desde finales de 2019, el Corolla se comercializa con la nueva versión GR-Sport, que está disponible con las carrocerías de cinco puertas y familiar. Esta nueva versión, como cabe esperar, aporta un enfoque más deportivo que afecta tanto a su estética como a su bastidor. No es un coche extremo ni de planteamientos radicales, pero su carácter dulcificado le permite ser un coche totalmente utilizable para el día a día, tal y como ocurre con el resto de versiones.
Detalles exclusivos para la versión más deportiva de la gama
Si comenzamos por nuestro habitual análisis, empezaríamos hablando de su aspecto exterior. La versión GR-Sport se caracteriza por ofrecer elementos de estilo únicos, como una nueva parrilla frontal exclusiva con un acabado cromado oscuro, faldones inferiores en los laterales de la carrocería, logo Toyota en negro a pesar de tener motorización híbrida eléctrica —todos los Toyota llevan los logos Toyota con fondo azul— y un difusor trasero. Además, todo el paquete estético se completa con unas llantas de aleación mecanizadas de 18″ con moldura roja alrededor del logo Toyota, luneta y cristales traseros oscurecidos y un color exterior único: el Bi-tono Gris Ascari que lucía nuestra unidad de pruebas y que le aporta mayor atractivo al coche. Además de este color exclusivo,