Se cumplen veinte años desde que Aston Martin presentó al mundo el Vanquish de primera generación, un gran turismo que con el paso del tiempo ha quedado a la sombra de modelos de Ferrari o Porsche, pero que gracias a la combinación de su V12 atmosférico junto con un cambio manual del que ya hablaremos es sin duda alguna el sueño de cualquier petrolhead a día de hoy, todo ello sin olvidar su diseño atemporal que mezcla elegancia y deportividad en un equilibrio perfecto.
La firma británica dio a conocer el Vanquish en el Salón de Ginebra de 2001, aunque lo más seguro es que recuerdes a este gran turismo como uno de los coches de James Bond en «Muere otro día» (Die Another Day, 2002) o incluso por su breve aparición en el remake de «The Italian Job», 2003. Sin embargo, Aston Martin comenzó a trabajar en él a mediados de los noventa creando un concept car llamado «Project Vantage» cuyas líneas eran fruto del lápiz del diseñador Ian Callum (padre del Ford Escort Cosworth, el primer Ford Puma o el Jaguar F-Type) que debutó en el Salón del Automóvil de Detroit de 1998.
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El corazón del Vanquish es un V12 atmosférico de 5,9 litros y 466 CV
Así pues, el Project Vantage ya contaba con el apartado mecánico que utilizaría el Vanquish de producción, un apartado mecánico en el que destacaba el propulsor V12 de 5,9 litros de cilindrada capaz de desarrollar 466 CV a 6.800 rpm y 542 Nm de par a 5.500 rpm. Dicho propulsor no era más que una evolución del V12 empleado en el Aston Martin DB7, pero con varios elementos convenientemente rediseñados, como los colectores de admisión, el árbol de levas, el cigüeñal o el sistema de escape, entre otros, aunque