El Toyota GR Yaris es un coche único y muy especial que se ha desarrollado desde cero pensando directamente en la competición. Como primera toma de contacto, hemos tenido la oportunidad de probar la versión de acceso, que ya es magnífica por prestaciones y comportamiento dinámico. La segunda opción más radical y extrema, denominada ‘Circuit Pack’, llegará a estas páginas el próximo año. Cuando llegue ese momento, no sólo realizaremos un análisis individualizado del modelo, sino también una comparativa de ambos para sacar conclusiones y saber qué versión es la que más se ajusta a tus gustos y/o preferencias. Pero ahora, toca ponerse a los mandos de la versión «más básica» para contarte todo lo que nos ha gustado.
Exterior: no esconde sus intenciones
Aunque su apariencia nos recuerda, en parte, a la de un Yaris normal, el GR apenas comparte elementos mecánicos y componentes con el utilitario japonés. Dejando al margen los faros, los pilotos posteriores, los tiradores de las puertas, la antena de la radio y el GPS, los espejos retrovisores, el subchasis delantero y algunos elementos del interior, todo es diferente en este coche y prácticamente nada tiene que ver el modelo convencional.
Para empezar, la carrocería nada tiene que ver con la de un Yaris convencional. Además de contar con una configuración de tres puertas (las dos de acceso al habitáculo no tienen marco) y un aspecto más musculoso para poder acoger unos trenes rodantes más anchos, es mucho más rígida, tiene más puntos de soldadura y cuenta con mayor cantidad de pegamento estructural. Por supuesto, tal y como cabe esperar en una versión tan radicalmente deportiva como ésta, Toyota ha intentado que sea lo más ligera posible para conseguir una buena relación peso-potencia. Para ello, se han utilizado materiales ligeros, como polímero de fibra de carbono y aluminio.