Poder ver en nuestras calles al Ford Explorer, y que no se trate de una unidad de importación, es toda una novedad. El gran todoterreno americano está disponible en nuestro mercado aprovechando la electrificación y el emergente mercado de los SUV enchufables con etiqueta «0 emisiones».
Y como buen todoterreno americano tiene de todo y lo tiene, a lo grande. Se trata de un vehículo de siete plazas, que derrocha espacio interior, con un motor híbrido capaz de ofrecer 450 CV, todo esto en una carrocería que supera los cinco metros y que pesa casi 2,5 toneladas. ¿Es esta apuesta americana de Ford interesante para la vieja Europa? Yo creo que sí, siempre que huyamos de prejuicios.
Diseño: grande en todos los sentidos
Exteriormente el Ford Explorer es un vehículo de grandes dimensiones, no sólo por sus más de cinco metros de largo o su enorme altura, sino mismo, por su imponente frontal, con una parrilla de grandes dimensiones y unas líneas totalmente americanas. El frontal es recto y abrupto.
Lateralmente el Explorer destaca por sus llantas de 20 pulgadas, con unas medidas a medio camino entre carretera y campo (255/55 R20), en parte gracias a su gran perfil, lo que se agradece fuera de asfalto. La superficie acristalada lateral es amplia, con ventanillas grandes que aportan mucha luz al interior (junto con el techo solar).
En la zaga destacan las cuatro salidas del escape (y las cuatro son de verdad, esto sí que es una novedad hoy en día), pero dichas salidas están desviadas para la parte inferior. El portón, da acceso al maletero de grandes dimensiones, portón con accionamiento eléctrico.
Por dentro el Ford Explorer es un coche muy amplio, tanto en las plazas delanteras como en las traseras o incluso en una tercera fila de asientos relativamente cómoda.
Destaca poderosamente en el diseño del salpicadero la pantalla multimedia, en forma de «tablet» en posición vertical que parece desmontable (aunque no lo es). Personalmente opino que un diseño más integrado le iría mejor, aunque su funcionamiento y visibilidad, en todo tipo de condiciones, es correcto.
La instrumentación es completamente digital, cambiando la visualización según el programa de conducción elegido, sencilla en grafismos, pero correcta en cuanto a información. Desde el tren central podemos controlar la caja de cambios automática, los modos de conducción y los modos eléctricos, entre otras opciones.
La postura de conducción es muy cómoda, vamos altos, con buena visibilidad y con unos asientos que recogen perfectamente el cuerpo. Asientos que disponen de ajuste eléctrico, masaje, ventilación y calefacción.
Las plazas traseras (segunda fila) se componen de asientos individuales con regulación longitudinal e inclinación del respaldo, unas plazas amplias para tres adultos, que además cuentan con climatizador independiente, calefacción en los asientos y tomas de carga, con hasta un enchufe de 220V.
La tercera fila de asientos, se compone de dos asientos independientes (que se pliegan y despliegan eléctricamente) con espacio suficiente, un niño viajará de forma cómoda, mientras que un adulto lo hará algo más justo, sobre todo por lo baja que es la banqueta del asiento, pero con anchura suficiente. El acceso tampoco es práctico, pero correcto.
Sorprende por cubicaje el maletero, que puede llegar a los 635 litros (con cinco plazas) o a los 240 litros (con siete plazas), incluso en su menor tamaño es más grande que el de muchos urbanos.
Motor y prestaciones: poderoso 3.0 V6 de 450 CV
El Explorer es grande, hasta en el bloque motor. Este conjunto híbrido se encuentra formado por un motor gasolina de tres litros V6 con 363 CV y un motor eléctrico de 102 CV, sumando ambos unas cifras abrumadoras: 450 CV y 825 Nm de par motor.
El funcionamiento del motor es suave siempre que circulemos en modo «ECO» y tengamos suavidad con el pedal del acelerador (un pedal muy sensible en este americano), porque si hundimos de más el pie, el bloque despierta de forma contundente -casi inmediata-, nos pegará al asiento y puede que nos genere alguna contractura cervical (bromas a parte, tiene una sobresaliente capacidad de empuje de forma inmediata).
El funcionamiento del motor es muy agradable, además de su potencia, es un bloque que entrega fuerza casi sin desfallecer, con un sonido cuando se superan las 4000 vueltas que nos recuerda a un deportivo más que a un SUV.
Por otra parte, gracias al sistema híbrido, podemos circular de manera suave y silenciosa hasta 35 km en modo totalmente eléctrico.
Motor eléctrico, autonomía eléctrica y carga
Como adelantaba en el apartado anterior, este Explorer equipa un motor eléctrico de 102 CV, con una batería de 13,6 kWh, capaz de ofrecer una autonomía de más de 40 km, según el ciclo WLTP.
En la práctica, si disponemos de la carga completa podremos circular por carretera en modo 100% eléctrico unos 30-35 km, más nos ha sido complicado en las diferentes pruebas que hemos realizado.
La carga de la batería puede realizarse en sólo 3,5 horas, pudiendo cargar a 3,7 kWh, o demorar cinco horas en un enchufe convencional de 2,8 kWh.
Comportamiento: rápido, deportivo y grande, muy grande
Lo primero que notamos al volante del Ford Explorer es comodidad, destaca especialmente el confort en carretera o autovía, donde el aislamiento y el mullido de sus asientos, hacen confortable cualquier viaje.
También se notan sus medidas y su peso en circulación, pese a que el motor hace todo lo posible para que nos olvidemos que estamos moviéndonos en 2,5 toneladas. En carreteras amplias o autovías, es un coche que corre mucho, los 450 CV se notan.
Donde se muestra mucho más torpe es en carreteras de curvas, algo totalmente lógico. Su modo «Deportivo» intenta mitigar parte de las inercias y al final consigue un comportamiento muy noble, pero con lógicas inercias. Eso sí, todo ello, lo hace mucho más divertido al volante.
En ciudad es un coche muy grande para maniobrar, pero cómodo, sobretodo en modo eléctrico.
Comportamiento off-road: tracción total
El Ford Explorer dispone de tracción total, normalmente siempre circulamos con tracción a las cuatro ruedas con un mayor par en las traseras. Dispone de varios modos de conducción fuera del asfalto: terreno resbaladizo, pistas y arena/nieve.
No se trata de un coche diseñado para el off-road extremo, en parte porque sus ángulos no son buenos y su altura es poca en comparación con otros todoterreno. Eso sí, el sistema de tracción responde de forma correcta cuando usamos los modos anteriores, saliendo de situaciones complicadas sin demasiada dificultad.
Consumo: ajustado para su potencia, dimensiones y peso
La tecnología híbrida se nota en los consumos, puesto que en carretera si partimos con la batería cargada podemos hacer 100 km con un consumo de sólo 6,0 litros a los 100 km, en comparación con los 8 litros a los 100 km sin batería cargada en el mismo recorrido.
En autovía, se conforma con 8,5 litros a los 100 km, cifra muy razonable. Mientras en en ciudad, sin batería, el consumo sube hasta los 11 litros a los 100 km.
Equipamiento: con todo por 74.000 euros
Aunque el precio del Ford Explorer pueda parecer elevado, sobretodo para una marca generalista, en materia de equipamiento sólo existe un nivel de acabado «ST-Line» que incluye todo lo que podamos necesitar en un coche.
No se olvida de los asientos de cuero, con ajuste eléctrico, navegador, faros delanteros full-LED, climatizador de tres zonas, techo solar eléctrico, Ford Co-Pilot 360, un elenco de asistentes (reconocimiento de señales, mantenimiento carril, ángulo muerto, freno automático frontal y trasero…), sistema de sonido B&O de 10 altavoces, entre otros.
Opinión y precio del Ford Explorer
El precio de partida del Ford Explorer PHEV es de 70.452 euros, como analizaba en el apartado anterior, puede parecer un precio elevado, pero a cambio viene completo.
¿A quién va dirigido este SUV americano? Pues a aquellos que busquen un coche diferente, el Explorer es americano en nacimiento, en concepto y cuesta mucho encajarlo en el mercado europeo, aunque con esta versión enchufable, los consumos ya no son un problema, siendo hasta ahorrador.
Destaca por espacio, sus siete plazas son amplias, destaca por concepción, no es un todoterreno pero tiene ciertas aptitudes off-road que le permiten salir fuera del asfalto o a la nieve sin complicaciones. Al volante es un coche puramente americano, algo que por cierto se agradece, puesto que es diferente.
Y quizás esa sea la clave de este Ford Explorer, ser diferente. Un SUV grande de siete plazas diferente a lo habitual en el mercado europeo.