Querido lector, en este análisis de hoy voy a intentar demostrarte por qué tu próximo coche no tiene por qué ser un SUV, ni tampoco evitar a toda costa el motor diésel. Sí amigos, esto es ir en contra de la actual tendencia del mercado, de las modas y de las opiniones de muchos, pero también supone admitir que comprarse una berlina diésel en 2021 no es tan locura como muchos piensan… o nos quieren hacer pensar. Hoy, en esta prueba a los mandos de un Volkswagen Arteon 2.0 TDI, os voy a descubrir que hay vida más allá.
Esta prueba nace con dos objetivos claramente definidos: uno, hacer un viaje de 3.000 Km para conocer Cantabria, Asturias y Galicia, y dos, hacerlo conduciendo un tipo de coche que a día de hoy muy, pero que muy pocos, se plantean. Nuestro compañero de faenas es un Volkswagen Arteon, un coche que podemos considerarlo el buque insignia de la marca alemana ya que busca ofrecer un diseño, nivel de confort y equipamiento de lo mejor de su clase.
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Pese a esa imagen más exclusiva, es cierto que su edad se hace notar en aspectos como el infoentretenimiento o las asistencias a la conducción, pero a la postre es una coche que desde la sobriedad y la elegancia cumple con todo lo que podemos necesitar. Su verdadera razón de ser es el confort y el espacio interior, y para ello su estilizada carrocería de tintes coupé esconde una longitud de 4,87 metros y un enorme maletero de 563 litros.
Cuando hablamos de espacio interior, y más especialmente del aprovechamiento del mismo, es inevitable pensar que con esos 4,87 metros de largo podemos acceder a monovolúmenes y SUV mucho más capaces en amplitud, maletero y acceso. Y es cierto. Sin embargo