Si bien hay muchas formas de conducir de forma eficiente un vehículo equipado con baterías, hay elementos como las bajas temperaturas que están fuera de nuestro alcance pero que afectan a la autonomía entre cargas entre un 20 % y un 30 % debido a un uso mayor del sistema de calefacción.
No obstante, podemos poner en práctica una serie de hábitos que permiten reducir el consumo de energía en invierno, como preacondicionar el vehículo antes de ponerlo en marcha.
La bomba de calor como ‘arma’ principal
Como los vehículos eléctricos no dependen del calor residual de un motor de combustión, deben utilizar o bien una bomba de calor, o bien el sistema de calefacción o los asientos y el volante calefactados para calentar el habitáculo.
No es que la batería pierda autonomía por arte de magia, sino que en invierno acaba trabajando más (también con altas temperaturas). Así, entre los hábitos más recomendables para mantener la autonomía en invierno y no pasar frío están:
Cargar el vehículo lo máximo que recomiende el fabricante en los meses más fríos, para contar con la máxima autonomía posible.
Calentar el habitáculo cuando el vehículo esté cargándose.
En marcha, hacer uso de los asientos calefactados y del volante si el coche cuenta con esa opción, y hacer un uso moderado de la calefacción.
Tener en cuenta que en los trayectos cortos el consumo de energía es mayor.
Si vives en zonas especialmente frías, elegir vehículos equipados con una bomba de calor. Algunos de ellos