La electrificación de Maserati ya ha comenzado y el primer paso ha sido a través de la tecnología microhíbrida de 48 voltios. Y por esta razón, en esta prueba del Maserati Levante Hybrid vamos a conocer una visión diferente de la electrificación, una forma en donde además de ganar en eficiencia también se busca mejorar en prestaciones y comportamiento. Son muchos los microhíbridos que ofrece el mercado, pero esta es la visión de Maserati y hoy vamos descubrir lo mejor y peor de este planteamiento.
En la gama Maserati ya son dos las versiones Hybrid disponibles: Ghibli y Levante. Pero en ambos casos se emplea el mismo motor gasolina microhibridado con idénticas características, prestaciones y planteamiento. En esta ocasión nos centraremos en el Levante Hybrid, pues se trata de la versión más actual de la gama y el modelo más vendido de la marca en estos momentos, por lo menos hasta la llegada del nuevo Maserati Grecale que será lanzado a mediados de 2022.
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Tras haber probado en diferentes ocasiones al Levante, sobra decir que estamos ante uno de los SUV que mejor experiencia de conducción ofrece de su clase, y esto es algo que se mantiene intacto en el caso del Levante Hybrid gracias a que estamos ante la variante más liviana de la gama, que ofrece un reparto de pesos 50:50 y que mantiene una sobresaliente puesta a punto. Sí, hablamos de un coche que pese a ser un SUV, ofrece un alto nivel de disfrute de la conducción, y que por lo tanto cuenta con una muy escasa competencia directa más allá del Porsche Cayenne o incluso el Alfa Romeo Stelvio.
Pero centrémonos en la mecánica, que es la verdadera protagonista. Con solo 4 cilindros, hablamos de un propulsor gasolina 2.0 Turbo con 330 CV