Si tuviéramos que elaborar una lista de las averías más temidas entre los conductores, que nos pueden dejar tirados, obligar a que nuestro coche pase por el taller, y salir de él con una factura nada desdeñable, estoy convencido de que las averías del embrague estarían en ella, al menos para aquellos que aún conducimos coches manuales.
El embrague del coche es un elemento indispensable en coches con cambio manual, y también en algunos cambios automáticos. En nuestro reportaje, en el que explicamos qué es el embrague de un coche, profundizamos en el funcionamiento del embrague y entendemos por qué un embrague sufre desgaste, esencialmente por estar compuesto de elementos sujetos a movimiento y fricción (ver qué es el volante de inercia), pero también por qué puede degradarse prematuramente por un mal uso.
En cualquier caso, corregir algunos malos hábitos puede ayudarnos a proteger el embrague de nuestro coche y evitar averías.
1. No pisar el pedal del embrague correctamente
Una de las primeras grandes pruebas a las que hemos sido sometidos los conductores – o la mayoría de los conductores – ha sido la de controlar el «punto de embrague», el momento del recorrido del pedal del embrague en el que podemos soltar el freno para que el coche empiece a moverse, pisar el acelerador y poder soltar por completo el pedal del embrague. Una situación especialmente delicada, sobre todo para conductores noveles, cuando se procede a arrancar en pendiente ascendente.
Hablamos de una maniobra que ha de efectuarse con movimientos ágiles, evitando que nuestro coche se desplace hacia atrás, o generar un estrés innecesario en el embrague. De ahí que algunos conductores, que no tienen controlado ese «punto de embrague», sucumban a la tentación de retener el vehículo ayudándose del freno de mano.
No controlar el «punto de embrague», manteniendo el pedal pisado en