La transición energética está provocando un fuerte aumento de la demanda de almacenamiento de electricidad, lo que plantea serios retos en torno al coste y a la eficiencia del proceso. Una start-up alemana ya trabaja en una solución sostenible, económica y escalable que podría revolucionar el mercado: baterías cuya materia prima es la sal.
JenaBatteries lleva años trabajando en estas baterías de flujo sin metales, que según la empresa, no requieren ninguna materia prima crítica para su fabricación. Entre sus principales ventajas se encuentra el hecho de que no podrán explotar ni incendiarse.
Contenedores con capacidad de hasta 400 kWh
En lugar de almacenar la energía en electrodos fijos, las baterías desarrolladas por los técnicos de JenaBatteries llevan un sistema de depósitos y celdas electroquímicas escalables que contienen una solución salina tanto para el polo positivo como para el negativo.
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Se denominan baterías de flujo “redox”, término que alude por una parte al medio de almacenamiento líquido y por otra, a la reducción o absorción de electrones y a la oxidación o liberación de los mismos.
Otros sistemas de almacenamiento de electricidad “necesitan cantidades considerables de materias primas