Antes de la llegada de las computadoras, el procedimiento más común para determinar la condición de un motor era la prueba de compresión. La técnica lleva siendo usada cerca de 100 años y es bastante fácil de realizar, además de ser lo suficientemente precisa para decir casi todo lo que se necesita saber sobre la parte superior de un motor.
Antes de intentar esta prueba, es importante asegurarse de que el motor es compatible con la prueba y de que la batería está completamente cargada. De lo contrario, la lectura sobre la compresión del motor será defectuosa.
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Cómo hacer la prueba de compresión de un motor
Lo primeros es hacerte con todo lo necesario para la prueba de compresión:
Comprobador de compresión: los hay muy económicos y con buenas capacidades. Por ejemplo, éste de LCCTool para motores gasolina y el de BGS Do it yourself para motores diésel.
Llave de vaso para bujías de la medida adecuada, en los turismos generalmente es de 16 mm. Son buenos ejemplos las de QISF, las de AED o las de Oakson.
Pinza para fusibles. Suelen venir en el propio coche o con los fusibles si has comprado unos.
Una vez que lo tengas todo, los pasos a seguir son:
La compresión del motor siempre se debe revisar con el motor a su temperatura normal de funcionamiento, por lo tanto, es necesario poner a funcionar el coche por lo menos durante 20 minutos, para que todas las partes de metal se puedan calentar y expandir de manera correcta. Mejor no guiarse por el medidor de temperatura, porque éste sólo indica una temperatura localizada.
A continuación, hay que apagar el motor, y desconectar los fusibles del sistema de inyección del coche (bomba e inyección). En el manual de usuario se indica a qué pertenece cada fusible.
Luego debes quitar las bujías para dejar libre el