Cummins, el constructor norteamericano especializado en motores para vehículos pesados, ha desarrollado una nueva arquitectura de propulsores capaces de funcionar con cualquier tipo de combustible conocido sea gasolina, gasóleo, gas natural, propano o incluso hidrógeno.
Estos motores, que la firma denomina ‘agnósticos’, parten de un bloque común de seis cilindros en línea, con tan sólo leves variaciones en la culata y la admisión, en función del combustible que el cliente desee utilizar. Las potencias varían entre los 155 y los 326 CV.
Un cierto punto de inflexión
Según declara el fabricante, esta nueva arquitectura se aplicará sobre sus gamas de motores B, L y X, cuyas aplicaciones van desde camiones y autocares hasta la maquinaria de construcción.
Por ello, el hecho de que un alto porcentaje de componentes sean comunes a todos estos usos supone un notable ahorro de costes de producción, además del consiguiente ahorro de emisiones.
Asimismo, esto permite también una alta modularidad que el cliente profesional puede aprovechar para ir adaptando sus flotas a energías más sostenibles con un coste mínimo.
Si bien la idea de Cummins se limita a los vehículos pesados, lo cierto es que su tecnología es una prueba más de que a la combustión todavía le quedan posibilidades de supervivencia.
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