Seguro que ya sabes que es imposible establecer una duración estándar para la batería del coche. Su vida útil puede oscilar entre los 4 o los 5 años, en función de la calidad de la batería, la utilización que se hace del vehículo, la climatología… Pero lo cierto es que, cuando la batería dice “se acabó”, siempre suele ser de forma inesperada o en el peor momento.
Ya sea porque el invierno le ha pasado factura a la batería del coche, o simplemente porque ha llegado al fin de su vida útil, hay algunos consejos que conviene tener en cuenta a la hora de elegir una batería nueva. Vamos a verlos.
1.- Amperaje, potencia de arranque y tamaño
Es muy importante que la batería nueva tenga, al menos, la misma capacidad (se mide en amperios hora) y potencia de arranque (amperios) que la que vas a sustituir. Puedes encontrar estos datos en el manual del vehículo, o en la propia batería. A menudo nos fijamos únicamente en la capacidad, pero la potencia de arranque determinará la capacidad de la batería para suministrar el pico de energía en el momento del arranque. Cuanto más alta, mayor será la capacidad de arranque en frío.
Si eliges una batería con la misma capacidad pero con una potencia de arranque inferior, el coche va a funcionar correctamente, pero la batería durará menos; y a la inversa. Ojo porque en muchas ocasiones, elegir una batería con más capacidad o mayor potencia de arranque supone que también sea más grande, y te puedes encontrar con que no cabe en el hueco.
Además del tamaño, también hay que tener en cuenta la posición de los polos positivo y negativo, puesto que los cables suelen alcanzar únicamente para una posición de montaje.
2.- Tipo de batería: mejor sin mantenimiento
Siempre que puedas, la mejor opción es una batería sin mantenimiento, si bien es cierto que ya casi no quedan de las que necesitan mantenimiento. Esto te evitará tener que controlar el nivel de agua en los vasos y, en caso de necesidad, rellenarlos.
Las baterías que no necesitan mantenimiento utilizan un sistema especial de recombinación de los gases que se generan durante el uso, que se transforman en agua que vuelve a la batería, lo que evita que baje el nivel y permite despreocuparnos de rellenar.
3.- Batería de marca es sinónimo de garantía de calidad
En el caso de las baterías para el coche también se puede aplicar aquello de “lo barato sale caro”. Y es que, por norma general, una batería de marca desconocida puede ser atractiva por su inferior precio, pero este tipo de baterías duran menos. Sencillamente, se descargan de forma más rápida con el uso y no resisten igual las variaciones de temperatura.
Una buena opción puede ser recurrir a una batería de “marca blanca”. Pero mira bien el precio, muchas veces el ahorro no merece la pena. Sobre todo si no sabes bien quién está realmente detrás de esa “segunda marca”. Lo mejor es no fiarse mucho cuando te intentan “colar” una batería que, según el vendedor, está fabricada por marcas conocidas como Varta, Bosch o Tudor.. “pero solo cambian las pegatinas y te ahorras un dinero”.
4.- Baterías para coches con start-stop
Si tu coche cuenta con sistema start-stop de arranque y parada automático, la batería tiene que estar preparada para ello, pues los motores con este sistema necesitan baterías más potentes. Además, ten cuidado porque no se pueden desconectar del coche para montar la nueva sin un equipo adecuado.
Consulta el manual del vehículo de tu coche, pues si además de start-stop equipa sistema de recuperación de energía, también necesitará una batería especial.
5.- La garantía de la batería
Desconfía de cualquier batería que no te ofrezca garantía, bien del fabricante o del propio establecimiento en el que realizas la compra. Existen baterías de importación que están preparadas para mercados en los que rigen normativas menos exigentes, y en estos casos es posible que la batería no cuente con la garantía adecuada. Todas las baterías deben ofrecer, al menos, dos años de garantía, aunque en algunos fabricantes ofrecen hasta tres años.