Cuando el Grupo Volkswagen se hizo con el control efectivo de Seat en el año 1986 parecía que su unión sería un camino de rosas. Y así fue durante los primeros años pues sus modelos gustaban y se vendían como churros. Sin embargo, a medida que pasaban los años y el sector se volvía más competitivo las cosas fueron cambiando. Y así es como hemos llegado al punto en el que estamos hoy en día, viendo cómo el consorcio alemán nos saca el puñal…
Para, según varias fuentes, clavárnoslo por la espalda. Sí, porque con la electrificación del sector vemos que Seat pierde protagonismo ante sus «hermanas» para ir quedando relegada a un lugar ínfimo. El dato que da una pista de que la casa española no importa mucho al consorcio alemán está en las inversiones que están dando. El centro de Martorell fabricará los eléctricos más pequeños que, valga la casualidad, son los menos rentables…
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Volkswagen dice que Seat no es rentable, pero tampoco invierte en ella para que fabrique modelos más grandes y rentables…
Pero esto viene de más atrás pues Herbert Diess, presidente del Grupo Volkswagen, ha mostrado varias veces su «animadversión» por Seat. De hecho, hace poco hizo unas declaraciones en las que decía que con unas ventas anuales que no llegan al medio millón de unidades no suponen gran cosa para el sector. Y no solo eso pues dio un paso más al indicar que vender la tecnología del grupo a un precio inferior hace muy difícil que sea rentable.
No obstante, reconoció que Cupra era la primera idea buena que recibía para hacer rentable a Seat. Y aquí está el quid de la cuestión y lo que haría que Seat tuviera los días contados. Vender un Cupra (que no es más que un remarcado de Seat) supone una