El imparable ascenso de nuevas formas de moverse por la ciudad, como es el caso de los Vehículos de Movilidad Personal (VMP), ha traído un aumento directo de la siniestralidad, provocado en parte por falta de una normativa homogénea y por el desconocimiento de la misma.
Solo en 2020 se produjeron, según datos de la DGT, 1.097 heridos leves, 97 heridos graves y ocho usuarios de patinetes eléctricos fallecidos. Un estudio de Fundación Línea Directa pronostica que, de mantenerse la tendencia actual, la siniestralidad urbana podría causar 5.500 muertos en las ciudades españolas hasta 2030.
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El estudio, elaborado junto a Fesvial y basado en 1.700 entrevistas a usuarios de VMP de entre 18 y 75 años, arroja algunos datos preocupantes. Entre ellos, que el 71 % de los encuestados reconoce circular por la acera «para evitar el riesgo de los coches».
Una conducta prohibida tras la introducción de la nueva Ley de Tráfico. Por otro lado, la mitad afirma no usar habitualmente el casco -obligatorio- mientras que el 45 % reconoce sobrepasar los 25 km/h, la velocidad máxima a la que puede circular un VMP.