El coste de las celdas de baterías de iones de lito sigue su camino descendente: desde 2010, cuando el coste era de unos 1.200 dólares por kWh, su precio ha bajado casi un 90%, permitiendo la fabricación de vehículos eléctricos más asequibles.
Pero, ¿qué parte de la batería es la que más encarece su precio? ¿Cómo se presenta el panorama antes las tensiones en la cadena de suministro y la subida de precios de materiales críticos?
La importancia del cátodo en la seguridad y rendimiento de la batería
Según datos de BloombergNEF, el precio del kWh ha caído en 2021 hasta los 132 dólares, un 6 % menos que el año anterior. Es en China donde los precios son más bajos, mientras que en Europa y EEUU cuestan entre un 40 % y un 60 % más.
Esta bajada de precios se debe a la adopción de la química de fosfato de hierro (LFP) y a una reducción del cobalto. En las baterías LFP el cátodo se compone de láminas de fosfatos de hierro, más asequibles que el litio y el cobalto y con gran estabilidad química (aunque menos densidad energética).
Los datos de Bloomberg reflejan que la parte que más encarece una celda de batería es el cátodo, pues supone aproximadamente el 51 % del precio.
El cátodo -el electrodo cargado positivamente de la batería- lo componen materias primas cuyo suministro es cada vez más complejo, como el hidróxido de litio, el cobalto, el níquel o el manganeso. Determina además el rendimiento, la autonomía y la seguridad