Desde hace tiempo os venimos hablando al respecto del hidrógeno verde y de cómo una transición energética sostenible debería contemplar esta opción del hidrógeno verde como una alternativa, ya no solo válida, sino necesaria, al vehículo eléctrico de baterías.
El hidrógeno se postula como una opción interesante para crear vehículos cero emisiones que pueden rellenar su depósito como en cualquier vehículo de combustión interna, prescindiendo de un enchufe, pero dependiendo de una red de distribución. Lo que denominamos hidrógeno verde no es otra cosa que aquel que ha sido producido empleando energía renovable, lo cual no solo contribuye a facilitar una movilidad libre de emisiones locales, sino también neutralizar las emisiones de CO2 en todo el proceso.
Ahora bien, ¿por qué deberíamos pensar en el hidrógeno verde de cercanía?
El hidrógeno verde de cercanía plantea la necesidad de reducir la distancia entre el lugar en el que se produce el hidrógeno y su destinatario final
El hidrógeno verde para una transición sostenible
El hidrógeno es una solución eficaz para garantizar una movilidad libre de emisiones contaminantes, pero también para descarbonizar la industria y otros muchos procesos que requieren un consumo intenso de energía. En los últimos meses hemos conocido diferentes proyectos que pretenden utilizar el hidrógeno como combustible, pero la alternativa más eficiente y limpia es, sin lugar a dudas, la de la pila de combustible, la de propiciar una reacción química que empleando hidrógeno produce energía para alimentar el motor eléctrico que, en última instancia, mueve el coche.
La Unión Europea ha propuesto instalar surtidores de hidrógeno cada 150 kilómetros. Pero más allá de la necesidad de una red de distribución adecuada, de los necesarios surtidores, el hidrógeno requiere de una red de producción y transporte que implica numerosos retos técnicos y, por supuesto, un coste económico asociado demasiado elevado.
Actualmente, las soluciones que se han