Aunque España es el país con más capacidad de almacenamiento de gas y regasificación de Europa (con un tercio del total) la escasez de interconexiones con el resto del continente limita en gran medida su capacidad de ser una alternativa de suministro viable para reducir cuanto antes la dependencia del gas ruso.
Esto representa una gran oportunidad para Italia, ya que su posición geoestratégica convierte al país en una pieza clave para el mapa energético de la Unión Europea, gracias a los gasoductos que la unen con Argelia y Libia (proveedores alternativos a Rusia) y a las interconexiones con el norte de Europa a través de Suiza, Austria y Eslovenia.
Una oportunidad que podría pasar de largo
España podría ser una vía alternativa al suministro de gas ruso para el centro de Europa tanto por su capacidad de regasificación y almacenamiento como por su conexión con Argelia.
En cifras, nuestro país posee el 35 % de la capacidad total de almacenamiento de gas natural licuado (GNL) para la UE -más el Reino Unido-, según datos de Gas Infrastructure Europe(GIE), la asociación de operadores europeos de infraestructuras de gas, compuesta por 70 compañías.
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