Aston Martin no pasa por su mejor momento financiero. La firma británica ha informado de unas pérdidas netas de 133 millones de euros en el primer trimestre de este año debido en parte a los pagos de intereses y a la devaluación de la libra; casi el triple que en el mismo periodo de 2021.
Los números rojos y la obligada hoja de ruta hacia el coche eléctrico han empujado a Aston Martin a reemplazar al consejero delegado, Tobias Moers.
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A pesar de los números rojos, la marca ha facturado 276 millones de euros entre enero y marzo, casi un 4 % más que en 2021 debido, según el presidente de la compañía, Lawrence Stroll, a una demanda «excepcional», «los deportivos agotados para el año y los pedidos del DBX en un 60 %».
Según explica Financial Times, la facturación se debe a un aumento de los precios de venta durante el trimestre, desde los 176.000 euros a los 178.000 euros.
Y como telón de fondo para toda la industria, la guerra en Ucrania, los problemas en la cadena de suministro, el aumento del coste de las materias primas.
Los retrasos en la fabricación