El nuevo Peugeot 308 SW aterrizó como una de las versiones más esperadas de la renovada variante de cinco puertas. Ante el asedio de los SUV, una carrocería familiar totalmente rediseñada y con elementos más deportivos y agresivos resulta un soplo de aire.
Hemos podido probar tanto la versión híbrida enchufable más prestacional como la versión gasolina de 130 CV en una primera toma de contacto, y estas son nuestras impresiones.
Un aspecto más agresivo
Este modelo del segmento C acumula en su versión anterior 1,3 millones de ventas. Ahora vuelve completamente renovado con motores gasolina PureTech de 110 CV y 130 CV y diésel BlueHDi de 130 CV y dos alternativas híbridas enchufables.
Éstas se benefician de la etiqueta CERO de la DGT y coronan la gama, al ofrecer, respectivamente, una potencia de 180 CV y 225 CV.
Lo primero que llama la atención del exterior del Peugeot 308 SW es un diseño fluido y aerodinámico. Se ha optimizado la forma de la estructura para diseñar un techo muy inclinado y aumentar la superficie disponible para dar forma a la parte trasera sin comprometer el espacio interior.
Su distancia entre ejes es 55 mm mayor que en la berlina, 60 mm más largo y 20 mm más bajo, acentuando el aspecto deportivo y mejorando el coeficiente aerodinámico, que ahora es de 0,27.