El llamado santo grial del coche eléctrico, o baterías de estado sólido, se encuentran actualmente tratando de salvar su principal obstáculo: la escalabilidad.
Se han demostrado multitud de ventajas frente a sus competidoras las baterías de iones de litio, como la densidad energética, el coste o la seguridad, pero una nueva investigación asegura que además, pueden reducir el impacto climático de las baterías de los coches eléctricos en casi dos quintas partes.
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Los cátodos más usados en las baterías para coches eléctricos: una ‘batalla’ a tres bandas con pros y contras
Una investigación encargada por Transport & Environment a Minviro, una empresa especializada en el análisis del ciclo de vida de las materias primas, ha comparado la eficiencia de las baterías de estado sólido con las químicas que más se utilizan actualmente; esto es, FFP (ferrofosfato de litio) o NMC-811 (níquel, manganeso y cobalto).
Los resultados mostraron que las baterías de electrolito sólido, que almacenan más energía con menos materiales, tienen el potencial de reducir la huella de carbono de una batería de coche eléctrico en un 24 % adicional, mientras que una con materiales sostenibles puede hacerlo hasta en un 39 % más.