Se suele decir que «a perro flaco, todo son pulgas», y en el caso de la industria automotriz se vuelve a cumplir. La crisis que arrastra este sector desde hace algo más de dos años no deja de producir consecuencias, y ahora se une la pérdida de calidad en los coches nuevos que salen de las fábricas.
Este fenómeno, que en cierta manera podía ser predecible, ahora queda constatado por informes como el último ‘Initial Quality Study’ realizado por la consultora JD Power. Dicho informe es una reconocida referencia para averiguar cuáles son las marcas más y menos fiables, pero sin buscarlo ha expuesto una verdad incómoda: casi todas las marcas han empeorado sus resultados de calidad con respecto a 2021.
Aun a pesar de que los estudios de JD Power se centran en el mercado automovilístico estadounidense, su análisis de marcas con presencia mundial (como BMW, Lexus o Volkswagen) suele permitir extrapolar sus conclusiones a otros mercados como el europeo.
La tecnología es la gran culpable
Según afirman desde la consultora norteamericana, tan sólo nueve de las 33 marcas analizadas han mantenido su tendencia a mejor en el último año. En cifras esto ha supuesto que las 162 incidencias (por cada 100 coches) registradas de media en 2021 se han elevado un 11% en lo que llevamos de año hasta las 180.
Este deterioro en la calidad se ha dejado notar sobre todo en los modelos lanzados durante los últimos doce meses, si bien aquellos que acumulan vidas comerciales más longevas tampoco se han visto libres