Cuando vas a comprar un vehículo de segunda mano, hay varias acciones que se han de realizar de manera obligatoria. Son cosas que no solo ayudarán a comprobar que todo está bien con el coche, sino que además ofrece una seguridad total al comprador y evita que se pueda encontrar con sorpresas una vez se ha realizado la operación de compraventa. Tanto a nivel mecánico como a nivel legal.
Así que la DGT ha querido recordar varias cosas que se han de tener en cuenta a la hora de comprar ese vehículo de segunda mano que quieres conducir. Antes de cerrar el proceso de compra, debes realizar estas comprobaciones para evitar esas sorpresas, que pueden resultar bastante desagradables.
Haz una verificación general del vehículo
Es importante determinar que el estado general del vehículo se ajusta a lo que hayan podido explicar sobre él, que todo se ajuste a lo esperado. Para conocer el estado legal del coche, se ha de solicitar un informe detallado del vehículo, una acción que puede realizarse a través de la página web de la DGT.
En este informe aparecerán los datos del vehículo, tanto judiciales como administrativos. Se puede comprobar si tiene en vigor la ITV, si tiene toda la documentación en regla e incluso las reparaciones que ha sufrido, si se ha utilizado el libro de mantenimiento digital que se utiliza en muchos talleres.
Para comprobar que está todo correcto a nivel mecánico, es conveniente contar con un mecánico de confianza, que compruebe varios aspectos importantes. Esto también se puede hacer a nivel personal, pero siempre es aconsejable que sea un profesional el que realice la inspección. De esta manera podrá determinar mejor el estado general del vehículo.
Entre las cosas a comprobar figuran las siguientes:
Inspección de la carrocería, para comprobar que no está dañada, que la pintura está íntegra y que no se ha producido ningún golpe no declarado, si está oxidado o cualquier otra cosa que no se haya comunicado. La presencia de estas cosas es un indicio de que el coche puede haber sufrido un accidente.
También hay que comprobar el estado de los líquidos del motor, del freno y el estado de la correa de distribución, para saber en qué estado está todo ello.
Los neumáticos son muy importantes y se ha de comprobar si están en perfecto estado o si requieren ser sustituidos. Las suspensiones también tienen que funcionar bien y se puede mover el coche lateralmente para comprobar que funcionan bien. No han de producir ningún ruido anormal y deben ajustar la posición del coche ante ese movimiento abrupto.
Hay que comprobar que la llave de encendido funciona bien y testar el resto de botones y palancas para ver que todo funcional. Los pedales han de volver a su estado original cuando se dejan de pisar y hacerlo sin ruidos ni desplazamientos extraños. Conducir el coche durante unos kilómetros puede dar también alguna pista acerca de su funcionamiento y detectar cualquier anormalidad durante su funcionamiento.
Comprueba que puede ser transferido y está libre de cargas
Se ha de solicitar un informe de la DGT en el que figuren los datos del vehículo, las cargas que hay sobre el mismo, si ha sido dado de baja o cualquier otra cosa que pueda afectar al cambio de titularidad. Con esto, ya se puede realizar la compraventa del vehículo y cambiar la titularidad.
Firmar el contrato de compraventa
Este contrato ha de ser lo más completo posible. Ha de tener claro los datos del comprador y el vendedor, una descripción del vehículo, el precio de venta y la fecha y hora de la firma del contrato de compraventa.
Pagar el impuesto de transmisiones y cambiar la titularidad
Entonces de ha de realizar el pago de las tasas correspondientes y una vez teniendo todo esto en orden, se puede realizar el cambio de titularidad del vehículo.