Si buscamos los orígenes del vehículo eléctrico en España debemos mirar a finales del siglo XIX, cuando se fundó en Barcelona la Compañía General Española de Coches Automóviles Emilio de la Cuadra. De aquí surgieron varios prototipos de autobús, coche y omnibús, abriendo el camino hacia una forma de movilidad interesante en las décadas posteriores debido a la escasez de combustible, especialmente durante la posguerra.
Así nos encontramos con que en la Barcelona de 1942 ya tenían una flota de taxis eléctricos cuyas aparatosas baterías se intercambiaban a través de una grúa.
Este vídeo del NO-DO nos muestra cómo una pequeña flota de taxis eléctricos intercambiaban sus baterías en la Barcelona de posguerra para poder seguir trabajando:
El intercambio de baterías -algo que hoy en día solo ha conseguido popularizar Asia- no era una operación precisamente sencilla pues el gran volumen del paquete de baterías hacía que fuera necesaria la mano de obra de tres operarios y una pequeña grúa.
Todo apunta a que estos vehículos fueron preparados por la marca española David, fundada por José María Moré Comas, que tras la Guerra Civil y en una España destrozada y con escasez de combustible, fabricó una serie corta de vehículos eléctricos a partir del chasis y la mecánica de modelos Opel y Citroën.
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