El Ford Fiesta es uno de esos icónicos modelos de la firma americana. Concretamente estamos ya en la séptima generación de este utilitario que lleva en el mercado desde 1970. Ha sido ahora cuando ha llegado la actualización de mitad de vida del último Fiesta, el cual llega con ligeros cambios estéticos, sobre todo en su zona delantera.
La unidad probada del Fiesta monta un propulsor de 1.0 litros que ofrece 155 CV y 240 Nm de par motor unido a una caja de cambios manual de seis relaciones. La gran ventaja de esta unidad de potencia es que está microhibridada por una batería de 48 voltios, así que sí, tenemos etiqueta ECO de la DGT.
Mantiene su diseño pero con un frontal actualizado
En este restyling, el utilitario de la firma americana cambia ligeramente su zona frontal aunque el resto prácticamente sigue igual. Al final estamos ante una actualización, por lo que es coherente y normal que no obtengamos unas notables diferencias. Pero eso sí, ahora se ve más actual, atractivo y aún más parecido a su hermano mayor el Ford Focus.
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Ahora encontramos una parte delantera más llamativa en la que se caracteriza unas rejuvenecidas ópticas full LED que son adaptativas. Entre ellas se deja ver la generosa parrilla de nuevo diseño. El parachoques es ahora aún más deportivo gracias a unas líneas más marcadas que desprende mayor agresividad, al menos en este acabado ST-Line X.
Avanzando hacia la zona lateral destacan unos musculosos pasos de rueda tanto en el eje delantero como trasero. Tras ellas se dejan ver unas llantas de 17 pulgadas en color gris que personalmente me parece que le dan una personalización muy peculiar junto a este color vino. Otro detalle estético son sus nervios en las zonas medias a la altura de las manetas de las puertas.
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