La compra de Twitter por parte de Elon Musk no se ha hecho sin polémicas. El jefe de Tesla, Elon Musk, publicó el pasado 27 de octubre en Twitter (un día antes de hacer efectiva la compra) que adquiría la plataforma porque es «importante para el futuro de la civilización tener un lugar público en línea donde se pueda debatir una amplia variedad de opiniones de forma sana, sin recurrir a la violencia».
“Dicho esto, es obvio que Twitter no puede ser un lugar infernal abierto a todo el mundo, en el que se pueda decir cualquier cosa sin consecuencias», señaló también en un mensaje del multimillonario a los anunciantes en vísperas del cierre de la operación.
Pero la polémica estaba servida y muchos temen que se convierta en una plataforma en la que se confunde (cada vez más) libertad de odio con libertad de expresión.
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Algunas empresas que se anuncian en la plataforma se muestran recelosas de la nueva dirección que pueda tomar la plataforma. Un ejecutivo de la agencia publicitaria global GroupM asegura que sus principales anunciantes pondría en pausa su gasto en Twitter si se permite al ex presidente Donald Trump volver a la plataforma.
Dear Twitter Advertisers pic.twitter.com/GMwHmInPAS— Elon Musk (@elonmusk) October 27, 2022
Posible conflicto de intereses