Ha llegado el invierno y las temperaturas van en descenso. Esto hace que conducir sea una actividad algo incómoda, al menos, mientras el habitáculo va cogiendo temperatura y permite estar cómodo y sin frío. Pero cuando se entra en el coche, este suele estar bastante frío. Cuando lo hacemos, solemos ir abrigados y la verdad, los pesados abrigos suelen ser bastante incómodos para conducir.
La necesidad de ir calientes mientras conducimos hace que activemos la calefacción y que esperemos un poco para que suba la temperatura y podamos quitarnos el abrigo. Pero muchas veces, pensamos que vamos a hacer un trayecto muy corto y que no nos va a hacer falta desprendernos del mismo para llegar al destino. Un error que puede conllevar un riesgo durante la conducción y sí, también una multa.
Los abrigos pueden entorpecer el movimento del conductor y esto puede ser bastante peligroso. La ropa que abulte demasiado puede hacer que no se puedan realizar maniobras rápidas y que se incremente el riesgo de sufrir un accidente. Pero el peligro no viene solo marcado por la falta de movimiento.
El cinturón de seguridad debe de ir muy ajustado al cuerpo. De otra manera, podría no cumplir con su función y ante un impacto, el abrigo provocaría que el ocupante del vehículo se deslice unos centímetros y esa distancia, aunque sea muy pequeña, pueda suponer una gran diferencia a la hora de evitar sufrir daños graves.
En el caso de los niños que van en el sistema de retención infantil, las sillitas para niños, esto también es importante. Y es que si la sujeción no está ajustada, no cumplirá con su función. Así que, antes de asegurarlos en el SRI, hay que quitarle el abrigo. La calefacción del coche hará que entre en calor en muy poco tiempo, así que no hay que preocuparse porque esté un poquito fresquito un par de minutos.
Ha llegado el invierno y es el momento de las bajas temperaturas, así que hay que recordar que la autonomía del coche eléctrico puede ser más baja por el frío.
Las bufandas, gorros y sobre todo los guantes, también son peligrosos para conducir. Los dos primeros pueden entorpecer el oído, algo fundamental durante la conducción. Los guantes son mucho más delicados. Si no han sido diseñados específicamente para conducir, pueden resbalar sobre el volante y hacer que se pierda el control del vehículo.
No sirven los guantes para esquiar, ni los de algodón, ya que restan sensibilidad en las manos y pueden resbalar sobre la superficie del volante. El calzado también ha de ser adecuado. Un zapato con una suela muy gruesa pueden hacer perder la sensibilidad con los pedales y entorpecer la conducción.
Y cuidado, porque si hay un control de tráfico y nos para un agente para hacer una comprobación, puede imponer una multa de entre 80 y 200 euros, así que es mejor confiar en la calefacción del coche y no jugarse ni el dinero, ni la integridad de los ocupantes del vehículo.