En tiempos de crisis de energía y de crisis climática, el amoniaco podría volver a jugar un papel importante en el futuro. A corto y medio plazo, muchos parecen apostar por el amoniaco azul para solucionar sus problemas energéticos.
Fabricado con hidrógeno, también puede quemarse sin producir ninguna emisión de dióxido de carbono (CO₂) que ayude a calentar más si cabe el planeta y tiene la ventaja de ser más fácil de transportar que el hidrógeno.
El amoniaco podría de nuevo, un siglo después, volver a salvar a la humanidad, citando a Alexander H. Tullo, al cortar las emisiones de CO₂.
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A principios del siglo XX, la presión demográfica del planeta era tal que resultaba casi imposible alimentar a toda la Tierra contando únicamente con los fertilizantes naturales (nitrato de Chile, guano, estiércol, etc). El químico alemán Fritz Haber dio con la solución en 1907 al sintetizar amoniaco a partir del nitrógeno del aire (el aire que respiramos se compone en un 80% de nitrógeno).
Sin el amoniaco sintetizado, no sería posible la