Estamos en un momento bastante crítico en lo que respecta a la movilidad urbana. Hasta ahora, era bastante habitual encontrarse con coches utilitarios destinados a moverse por las calles de nuestras ciudades. Pequeños coches que no ofrecen una potencia elevada, de pequeño tamaño, ideal para aparcar en cualquier rincón y listos para moverse por espacios pequeños. Pero la normativa de emisiones contaminantes está provocando que sean coches inasumibles por las marcas.
¿Por qué sucede esto? Porque la tecnología necesaria para reducir emisiones contaminantes es demasiado compleja para aplicarla con éxito en estos vehículos con motores pequeños. Y, cuando no resulta difícil implementarla en ellos, resulta excesivamente cara, lo que hace que pierda una de sus mayores ventajas: el precio reducido.
Las marcas, en retirada
Cada vez hay más marcas que están deciciendo abandonar el segmento A en favor de vehículos del segmento B, algo más grande, pero que permite una mejor gestión de las emisiones contaminantes, ya que utilizan unos motores más grandes y se puede actuar en ellos de manera más efectiva.
No hace mucho, leímos que era Mercedes la que iba a dejar de producir la Clase A, un modelo que tenía mucha aceptación entre los compradores, pero que no le resultaba rentable. El margen de beneficios es muy ajustado y esto ha hecho que no sea la única marca que se retire de este mercado.
Otras marcas han retirado o van a retirar sus vehículos urbanos del mercado. Cada vez hay menos coches urbanos y crecen los modelos enmarcados en el segmento B. Hay pocos coches del segmento A y cada vez habrán menos, aunque resultan muy prácticos a nivel de usuario.
¿Y los eléctricos
La transición hacia la movilidad eléctrica podría ayudar a mantener este tipo de vehículos en el mercado. Pero en este caso también se enfrentan con otras dificultades. Y es que es complicado equipar estos coches tan pequeños con baterías que resultan prácticas. Por autonomía y por capacidad de carga.
Hay vehículos eléctricos de estas características y su autonomía podría valer para los trayectos diarios por ciudad, pero sigue siendo una autonomía muy limitada y la potencia de los motores eléctricos no es muy elevada. Como ejemplo tenemos el Dacia Spring, un pequeño urbano eléctrico que cumple en este aspecto, pero que está muy limitado en lo que respecta a equipamiento. Y no pensemos en llevarlo por carretera, porque su rango de acción es muy limitado.
Así que el futuro para los pequeños urbanos del segmento A se percibe bastante oscuro, mientras que se irá transicionando hacia el segmento B. Este es más caro, pero no demasiado, su tamaño sigue siendo manejable y podría convertirse en un buen medio de transporte en ciudad. Las marcas podrán aplicar el cambio a la movilidad eléctrica en ellos sin perder dinero y se podrá mantener un tráfico racional en las calles de las ciudades.
Por el momento, algunas marca, pocas, siguen apostando por el segmento A. Utilizan plataformas compartidas y tecnología aplicada por varias marcas para abaratar costes e incluso BMW asegura que es uno de los segmentos más importantes para ellos, ya que ofrecen coches de una marca de prestigio a unos precios muy ajustados. ¿Qué pasará dentro de unos años? Tendremos que esperar para ver qué depara el futuro a estos pequeños coches, que antes dominaban el tráfico de la ciudad y ahora están condenados a desaparecer.