Hace más de 51 años desde que se estrenó la película documental “Le Mans”, de Steve McQueen: todo un referente para los amantes del automovilismo, pero no así para el resto de espectadores en general. Al parecer, ni siquiera McQueen se mostró satisfecho al 100 % con el resultado global, y no asistió al estreno.
La producción fue un poco caótica (incluso hay un documental sobre ello) y el actor pronto se vio obligado a ceder el control creativo de lo que nació como un proyecto de lo más pasional y acabó resultando algo descafeinado.
Sin apenas trama o diálogos, los petrolhead más nostálgicos de una de las épocas más icónicas y evocadoras del automovilismo nos quedamos con las escenas reales de competición pura y dura, que sí consiguieron su objetivo. Estas se rodaron en la edición de las 24 horas de Le Mans de 1970.
La épica de las carreras en su época dorada llevada a la gran pantalla
Como se muestra en la escena de la mítica salida de la carrera, la película es capaz de captar a la perfección la esencia de la competición y de lo que significaba el Campeonato de Resistencia en la que fue su época dorada.
También intenta transmitir, en sus 106 minutos de duración, la emoción que suscitaba entre los aficionados ver cómo un puñado de locos de la velocidad, a los que admiraban por ser casi “super hombres”, se jugaban la vida literalmente, tratando de domar a sus bestias en cada carrera.