Los dirigentes de la Unión Europea se reunieron el jueves en Bruselas para debatir un plan «Made in Europe» para dar una respuesta al Inflation Reduction Act (IRA) estadounidense que entrara en vigor en 2023.
Es decir, se va a buscar la manera de evitar la fuga de inversiones en detrimento de Europa y a favor de Estados Unidos. De trasfondo ya se intuye una forma de proteccionismo similar al estadounidense.
Ese Decreto de Reducción de la Inflación contempla ayudas a la compra solo a coches eléctricos que estén ensamblados en el país e incentivos para que los consumidores compren productos estadounidenses, como coches eléctricos, baterías y producción de energías renovables. Washington cifra las ayudas estatales previstas en 430.000 millones de dólares.
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Esta reunión de la UE interviene al día siguiente de Washington escuchar criticas por ese decreto en la reunión de la Organización Mundial del Comercio por la UE, el Reino Unido y otros países miembros.
Entre las voces críticas en Europa, Alemania, Francia y algunos otros países han sugerido que la ley estadounidense podría perjudicar a las empresas de la UE y tentarlas a deslocalizar su producción a Estados Unidos o invertir allí en lugar de Europa.