Hay veces que a las cabezas pensantes de las marcas se les ocurren ideas «locas», incluido en el mundo de las motocicletas, ejemplo de ello tenemos a un gigante como Harley-Davidson cuando quisieron competir en el sector de las scooter contra las Lambretta y Vespa a través de su modelo Topper en 1960. Otra veces las marcas se adentran en territorios desconocidos, como Ferrari y la única motocicleta con licencia oficial de la marca italiana.
¿Ferrari se atrevió en algún momento a fabricar una motocicleta? Podríamos pensar que si, de hecho estoy seguro que el resultado sería sorprendente, muy rápido y sobretodo muy caro pero, tranquilos, es mucho más sencillo que eso y para ello tenemos que remontarnos a la década de los 90 para ver la fusión entre el mundo de las dos ruedas y el «Cavallino Rampante».
David Kay era el responsable de diseño de MV Agusta en 1990 además de ser un gran admirador de Ferrari, por lo que dos años después de la muerte de Il Commendatore decidió rendirle homenaje haciendo lo que mejor sabía, diseñando una motocicleta. Pero este homenaje no estaría del todo completo si esa moto no llevara los logotipos de Ferrari de manera oficial, por lo que sin dudarlo se puso en contacto con el mismísimo Piero Ferrari, hijo de Enzo Ferrari, quien a través de una carta con fecha del 23 de mayo de 1990 dio su aprobación al proyecto de David Kay.
Con la aprobación por parte de Ferrari el bueno de David Kay se puso manos a la obra para la creación de esta motocicleta, un arduo trabajo que no vio la luz hasta el año 1995 tras nada menos que 3.000 horas de trabajo artesanal, una buena muestra de lo especial que era este proyecto. El resultado es la motocicleta que acompaña a esta líneas, la cual vamos a desgranar un poco más para que veáis los secretos que esconde en su diseño.
Con un simple vistazo podemos observar el precioso chasis de tubular con homologación nº SF-O1M, utilizando los mismos códigos y nomenclaturas de Ferrari, el cual fue fabricado en acero Reynolds 531, el cual recibía esta denominación debido a la proporción de acero y manganeso que se utilizaba en su aleación y que ha sido usado en modelo icónicos como el Jaguar E-Type de 1960, caracterizado por proporcionar una gran rigidez junto con una gran ligereza que lo hacía perfecto para el resto del conjunto.
Este chasis de acero abrazaba un motor tetracilíndrico con distribución por doble árbol de levas (DOHC) y una cilindrada de 900 CC, el cual se encontraba ligado a una transmisión de cinco velocidades y era capaz de generar 105 CV de potencia. Puede que nos parezca una cifra insuficiente para una moto con el logotipo de Ferrari en sus costados, pero tenemos que tener en cuenta que su peso en seco era de tan solo 172 kilogramos y conseguía alcanzar los 265 km/h, una cifra nada despreciable para la época.
La tecnología que equipa esta Ferrari 900 no termina únicamente en el motor, y es que en la parte ciclo nos encontramos con una horquilla invertida totalmente regulable firmada por Forcella Italia, mientras que en la parte trasera se recurre a un doble amortiguador de WP. Equipa también llantas de 17 pulgadas fabricadas artesanalmente por Astralite y, junto a ellas, también podemos ver el equipo de frenos Brembo con doble disco y pinzas de seis pistones en el eje delantero y pinzas de cuatro pistones en el eje trasero. Para terminar, en esta parte trasera podemos ver y apreciar los preciosos escapes en forma de cono y pintados en negro, con dos salidas a cada lado.
Por el momento esta Ferrari 900 pertenece a algún coleccionista privado, y es que sabe que en el 2012 se pagó por ella poco más de 100.000 euros y, posteriormente, fue nuevamente puesta a la venta a través de subasta con un precio de salida de 300.000 euros sin conseguir comprador. Veremos si en el futuro es nuevamente puesta a la venta, aunque lamentablemente tendrá un precio al alcance de muy pocos.