Este año ha empezado con una clara tendencia al alza en el precio de la gasolina y el diésel. Con el litro de gasolina 95 a 1,62 euros de media y el del gasóleo ya a 1,68 (un 7 % y un 24 % más que hace un año, respectivamente) para la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES), las previsiones para los próximos meses no son alentadoras.
Entre los motivos para el pesimismo no solo encontramos el fin descuento de los 20 céntimos al carburante para particulares (que se notará, pese a la guerra que tienen abierta las grandes gasolineras clientes a las ‘low cost’). Además, llegan cambios normativos a nivel Estatal y Europeo, que acaban afectando al precio final que pagamos los consumidores.
Baile de impuestos en un contexto de incertidumbre
A nivel estatal, empezamos el año con la entrada en vigor del RD 20/2022, el último paquete de ayudas del Gobierno en respuesta al contexto de crisis energética en el que nos encontramos (y que irá dotado de 10.000 millones de euros).
En el texto normativo, además de hacerse alusión al fin de la bonificación a los combustibles a excepción de casos como el transporte profesional por carretera, los agricultores, las navieras y los pescadores, se establecen las variaciones semestrales del coste de las materias primas necesarias para los combustibles fósiles (cada vez más caras) como referencia fundamental para la estimación del precio.