Con el diésel y la gasolina condenados a muerte en Europa y los múltiples retos que plantea el coche eléctrico, el hidrógeno se ha postulado como una de las mejores alternativas para el futuro de la automoción.
Cada vez son más los fabricantes que trabajan en los coches de pila de combustible o con motor de combustión alimentado por hidrógeno. Pero el problema de siempre sigue sin resolverse: cómo obtener hidrógeno verde de forma viable.
Más barato que el hidrógeno verde
De todos los tipos de hidrógeno que existen, el verde es el más interesante porque su proceso de obtención mediante electrólisis es completamente sostenible gracias al uso de energías renovables y no genera emisiones. Sin embargo, también es el más caro.
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Se espera que su coste se reduzca a medida que bajen los precios de las energías renovables y los electrolizadores, y también contribuye a ello que cada vez se invierta más dinero en su desarrollo y en infraestructuras necesarias para producirlo de forma masiva, como la planta que Cummins está construyendo en Guadalajara o los dos centros productivos que pretende abrir la multinacional MAERSK en España.
Pero todo es más