Si nos fijamos en las baterías que equipan los coches eléctricos, nos encontramos que muchos de ellos utilizan baterías de iones de litio. Sobre todo, los que ofrecen una mayor autonomía y necesitan una gran cantidad de energía para funcionar. Esto se debe a que este tipo de baterías tienen una buena densidad energética y son capaces de almacenar la energía necesaria para que funcionen correctamente y como deben hacerlo.
Sin embargo, estas baterías tienen un serio problema y es que el litio es un elemento escaso y su precio fluctua mucho. Esto hace que sea difícil conseguirlo y producir las baterías necesarias para cubrir las necesidades del mercado actual. Por eso están surgiendo alternativas, que buscan sustituir las baterías de iones de litio por otras más fáciles de producir.
Baterías de sodio
Las baterías de sodio sustituyen el litio por este material. Además, en lugar de utilizar grafeno para fabricar la estructura de los ánodos, utiliza carbono, mucho más sencillo de conseguir. Otro cambio fundamental es que en este caso se sustituye el cobre del colector de corriente por aluminio, un material más económico.
Todo esto hace que el coste de estas baterías sea más bajo y que el riesgo sea menor en todos los procesos de manipulado y transporte. Pero junto con todo esto, tiene algún inconveniente que hace que sea menos eficiente para su uso en movilidad eléctrica.
Menor densidad de energía
Lo más importante es que este tipo de baterías ofrecen menos densidad energética, así que no resultan muy prácticas a la hora de alimentar el motor de un coche eléctrico. De media, suelen ofrecer una capacidad un 30% menor que las baterías de iones de litio.
Sin embargo, la tecnología está siendo similar a las baterías de litio ferrostato (LFP), que están a punto de comenzar a ser utilizadas en varios modelos eléctricos, sobre todo de tamaño medio y pequeño. El uso de las baterías de sodio podría estar indicado en modelos eléctricos pequeños, como los cuadriciclos, las motos eléctricas y sistemas de almacenamiento estático.
Aunque no permitiría que los vehículos más exigentes pudieran funcionar con la autonomía que se necesita, los vehículos más pequeños podrían utilizar estas baterías. Así se gastarían menos baterías de litio para ellos y permitiría que estas pudieran estar disponibles para los vehículos más grandes. Y todo ello, claro, mientras se desarrollan nuevas tecnologías que permitan más funcionalidad a estos.
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