El principal factor de decisión de compra es la estética. En casi todo y sobre todo en el coche. Al final, solemos escoger el coche que más nos entra por los ojos dentro de nuestro presupuesto. El diseño y la estética del coche son importantes. Y por tanto también el color del coche.
Los fabricantes lo saben muy bien y por eso es cada vez más habitual ver los colores favoritos del público en el apartado de las opciones. ¿Y el color gratis? Suele ser el que menos gusta.
El color de un coche es importante a nivel estético, pero también a nivel comercial para la marca. Es una cuestión que no afecta a la decisión de compra. El coche gusta, el cliente está decidido y si quiere otro color que el propuesto de forma gratuita, pasará por caja.
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Y no es sólo una cuestión de pintura metalizada frente a un color sólido, de querer una pintura mate o al contrario una pintura tricapa con una profundidad de color que ni una cámara 4K podría reproducir. No, es pura y llanamente una cuestión de color.
La idea de base es proponer un color gratis que, según el fabricante, no gustará a la mayoría de su clientela. Y como, al menos en Europa, una marca no nos puede cobrar por pintar el coche, el fabricante ha de proponer