Los propietarios de un Rolls-Royce saben perfectamente lo que significa la palabra «paciencia». La firma británica produce todos sus vehículos por encargo y a mano en su planta de Goodwood en Inglaterra, y desde que se realiza el pedido hasta que el vehículo llega a manos de su nuevo propietario es habitual que pasen entre 12 y 15 meses.
Esto ha sido siempre así con los modelos con motor de combustión, pero con el lanzamiento al mercado del primer modelo eléctrico de Rolls-Royce la palabra «paciencia» está cobrando una nueva dimensión para los clientes de la firma británica.
La alta demanda del Rolls-Royce Spectre está provocando que las fechas de entrega se prolonguen en el tiempo muy por encima de lo habitual, según ha explicado el Director Ejecutivo de la compañía, Torsten Müller-Ötvös. Según sus palabras, aquellos que realicen ahora mismo un pedido no deben esperar que podrán sentarse al volante de su nuevo vehículo hasta por lo menos 2025.
Müller-Ötvös afirma que la intención de la compañía es que en un futuro sus clientes no tengan que esperar más de 15 meses para poder disfrutar de su nuevo Spectre, pero lograrlo es algo que llevará algún tiempo porque la demanda actualmente supera de largo la capacidad de producción de la marca. Los clientes de Rolls-Royce no deberían tener que esperar varios años para recibir uno de nuestros productos, ha asegurado, y por ello estamos trabajando para solventar esta situación.
La electrificación ha obligado a Rolls-Royce a replantearse algunos conceptos
El jefe de Rolls-Royce ha destacado, por otro lado, todas las lecciones que han aprendido con prototipos eléctricos como el 102EX o el 103EX. Un feedback muy positivo que les servirá para mejorar la versión de producción del Spectre. Hemos aprendido mucho sobre la autonomía realmente necesaria en un vehículo eléctrico y sobre los tiempos de carga, ha asegurado, y creemos que nuestros clientes no requieren poder recorrer más de 500 km con una sola carga, pero sí realizar las recargas en poco tiempo.
En estos últimos años también ha cambiado la idea que tenían en la compañía sobre cuál debe ser la capacidad de la batería y si ésta debe afectar al diseño final del vehículo. Finalmente, en Rolls-Royce han decidido mantenerse fieles a la tradición de la marca y el Spectre sigue la línea de diseño de otros modelos anteriores de la firma, aunque sea a costa de una aerodinámica poco favorable para un vehículo eléctrico.
Rolls-Royce ha decidido así por ejemplo mantener la rejilla frontal con forma de panteón, porque es un elemento que define a sus vehículos. Aunque también ha implementado algunas leves modificaciones para no penalizar en exceso la aerodinámica. El Spectre es así, según explica Müller-Ötvös, el Rolls-Royce con un menor coeficiente aerodinámico de toda la historia.
El artículo Hacerse con el Rolls-Royce Spectre no es solo una cuestión de dinero aparece primero en Driving ECO.