Probamos uno de los SUV compactos más sonados del momento, por estética, pedigrí y por ser la antesala de otros modelos de la marca que vendrán bajo la batuta de su fichaje estrella al frente del departamento de Diseño, el español Alejandro Mesonero-Romanos: el Alfa Romeo Tonale. Concretamente, en su versión Edizione Speciale, con motor 1.5, de 160 CV. Pero ¿está ‘a tono’ este atractivo todocamino italiano?
Tuve la suerte de poder verlo como preserie en Turín, cuando estaba por el norte de Italia probando otros modelos de Stellantis. Allí, en un aparcamiento del grupo, con placas provisionales y algún toque de camuflaje aún, la primera impresión fue menos gratificante de lo esperado: un SUV más pequeño y menos vistoso que el Alfa Romeo Stelvio y un color oscuro y mate, probablemente no definitivo ni previsto para ningún catálogo en ningún país… Pero con una ‘mirada’ muy prometedora.
Ahora, toca probar este Alfa Romeo Tonale Edizione Speciale, que vestido de este bonito azul Misano en el que me recibe, ya parece más afinado (y refinado) respecto a lo que esperábamos. A simple vista, además, esta versión destaca por sus favorecedores toques deportivos, como el negro brillante en calandra, rejillas, marcos de las puertas, molduras de los pasos de ruedas y los faldones laterales, retrovisores (con bandera de Italia incluida)… Y, cómo no, unas llantas de aleación polilobuladas de cinco brazos con remates en gris específicas de este acabado, que dejan ver las pinzas rojas de frenos Brembo y que pretenden incidir también en el conjunto al albergar llantas de perfil bajo de 20” y funcionar ancladas a una suspensión pretendidamente rebajada.
Y es que esto es un todocamino compacto de los muchos que hay de moda en el mercado, correcto. Pero ¿cómo pretende seducir a un público potencial tan amplio? Pues siendo fiel a los valores de la marca que preside el ‘scudetto’: con más y más sensaciones en cada centímetro de coche.
Puesto de conducción muy ‘Alfa’
Por eso, a bordo, conviene observar lo bien dispuesto que está todo, así como elementos que no deberían faltar ni hoy ni mañana en ningún Alfa Romeo que se precie y que aparecen aquí tras un formidable esfuerzo de diseño para aunar la tradición de más de 100 años del fabricante con las últimas tecnologías en cuanto a conectividad, seguridad, confort y, por qué no, estética.
Así, uno se acomoda rápido en sus bonitos y cuidados asientos de piel (con el logo en los reposacabezas) y enseguida aprecia un diseño funcional y elegante pero ergonómico allá donde se mire, con materiales de buena calidad y bien ajustados, concesiones al placer visual (como el entramado iluminado por tecnología LED que recorre el salpicadero de lado a lado, en colores a juego con la carrocería), las típicas rejillas redondas laterales de ventilación con toques metálicos –igual que en los pedales- y los dos ‘cañones’ que rodean los relojes.
Estos son totalmente digitales, pero simulan esferas, agujas ¡y hasta un cuentakilómetros ‘giratorio’ como los analógicos! Más detalles para disfrute de los sentidos: volante de cuero multifunción con botón de arranque y parada del motor -al que hay que acostumbrarse las primeras veces que sales de casa con prisa- y levas de aluminio.
Comportamiento dinámico… aunque no tanto
Es hora poner en marcha esta mecánica, la primera híbrida que recibe la marca y que, después de semejante festival de sensaciones, justifica la etiqueta ECO que han en el parabrisas y que conecta un poco con la realidad y con el público objetivo: alguien que busca un SUV con cierta altura, bonito y algo diferente, de una marca con carácter, tradición y pedigrí, sin escatimar en elementos de capricho… pero de reducidas dimensiones, cierta habitabilidad, consumos moderados y la posibilidad de acceder al centro de la ciudad sin preocuparse de las restricciones de circulación y más orientado al día a día que a los viajes largos.
Se trata de un bloque térmico hibridado (HEV), que no figura entre los microhíbridos tipo Mild Hybrid Electric Vehicle (MHEV) porque sus cuatro cilindros, de 1.469 cc de capacidad y 160 CV de potencia, se apoyan en una batería de 0,8 kWh -con sólo 20 CV extra- cuyo sistema de electrificación permite mover las ruedas directamente (aunque sea únicamente por unos pocos kilómetros, en condiciones muy determinadas y ‘tirando’ enseguida del motor de gasolina).
Así, con la sonrisa en la boca desde el garaje y ‘girando muchos cuellos’ desde antes de arrancar, afronto un lunes cualquiera de una forma diferente. La posición de conducción, la buena visibilidad y una longitud de metros 4,5 m ayudan a desenvolverse muy bien entre el tráfico cotidiano.
Es cierto que la poca ‘goma’ del neumático y la rigidez de las suspensiones a las que apuntábamos antes penalizan aquí el confort –y la integridad de los materiales- al pasar por baches, badenes, resaltos… Tampoco es un coche para aventurarse a estacionar en el típico descampado junto a un hospital, por ejemplo, ni para ir demasiado relajado por un camino no asfaltado, aunque sea en una urbanización, debido a su menor altura al suelo que el Tonale normal y a las características de su ‘calzado’.
Sin embargo, su configuración más deportiva se agradece al tomar velocidad, por carreteras secundarias, ya que el balanceo es mucho menos que en lo que suelen ser este tipo de todocaminos. Eso sí: enseguida hay que pasar con la ruleta giratoria de la consola central a la D del modo de conducción Dynamic (tiene además el Normal y la A de All-Weather) para que la respuesta mejore totalmente.
Esto es algo bueno, porque se nota inmediatamente… y ‘no tan bueno’, porque, como les lleva pasando a los vehículos del Grupo Fiat (ahora, Stellantis) desde que incorporaron este selector hace más de una década, el comportamiento en los otros dos modos, cuando te has acostumbrado al D, resulta luego un poco ‘escaso’ conducir en cualquier otro.
Sobre todo, en una unidad de pruebas que no presume de demasiada potencia: los 160 CV que desarrolla el conjunto, con 240 Nm de par máximo, se quedan un poco cortos cuando le exiges un comportamiento medianamente dinámico. En efecto, va notablemente mejor que la versión de gasolina de 130 CV y ofrece -importantísimo hoy para su uso en ciudad- etiqueta ECO en vez de C, aunque esperábamos un poco más de empuje.
Pero esa agilidad en curvas -que la tiene- acaban por diluirse en una concepción más pensada para el confort en trayectos sosegados y placenteros que para experiencias deportivas. De hecho, el cambio de siete velocidades y doble embrague tampoco se luce como debería por ese reducido empuje, por no dejarte ‘jugar’ demasiado con las marchas (enseguida cambia si ‘nota’ que apuras revoluciones). Es una lástima, puesto que los diseñadores se han tomado la molestia de instalar unas levas fijas, enormes, bonitas y de un agradabilísimo tacto metálico… que, sin embargo, no proporcionan un comportamiento directo ni, mucho menos, la sensación de tener verdadero control sobre al engranar relaciones.
Vida a bordo
Con el paso de los kilómetros en todo tipo de situaciones y con diferentes tipos de viajeros, merece la pena echar otro vistazo al habitáculo. En la fila delantera, se va muy bien y, definitivamente, la ergonomía es realmente buena. La pega está en que, por aquello de que «los Alfa Romeo se distingan de los demás en ser tablets con ruedas» (mantra que nos siguen repitiendo desde Italia), la pantalla multimedia cumple y no es pequeña (12,3 pulgadas) pero sí contiene información reducida, al igual que la botonería física que hay bajo los aireadores, que cuesta un poco identificar y no aprovecha bien el espacio libre que hay disponible.
Por lo demás, la experiencia del infoentretenimiento mejora con el ‘display’ digital -que mencionábamos antes- tras el completo y deportivo volante multifunción (en el que también se controlan asistentes importantes y bien resueltos como el de cambio involuntario de carril) las tomas USB de dos tamaños delante y detrás… y todo lo que se espera en conectividad de un coche de hoy día, con compatibilidad para Apple Car Play y Android Auto.
En la fila trasera, sin embargo, el mullido de los asientos es cómodo pero la habitabilidad es bastante más limitada para tres personas, sobre todo, en altura, por lo que los adultos de cierta envergadura lo acusarán. Está claro que el equipo de Diseño ha preferido dar todo el espacio posible al maletero (500 l), lo que le hace brillar en su segmento, siempre que el objetivo sea viajar acompañados en las butacas posteriores de dos o tres niños (o personas de poca estatura).
Así pues, el Alfa Romeo Tonale es un todocamino que entra por los ojos y supone un plus a lo que se espera de este tipo de vehículos: es un coche de dimensiones contenidas, que pretende ser práctico, cómodo y funcional… pero que no quiere renunciar a su ADN ni a la belleza y deportividad que esto implica, con más destellos ‘sport’ -a tono con el refinamiento, los acabados de alta calidad y el buen gusto- que un comportamiento verdaderamente ‘racing’.
Y por eso, tampoco es precisamente un SUV low-cost: el precio del Alfa Romeo Tonale básico parte de los 37.032 euros, mientras que esta Edizione Speciale arrancaba en torno a los 41.000. Ahora, puedes acceder a la motorización HEV de esta prueba (versión TI, HEV, de 160 CV) desde 44.000 euros, pero asociada a la edición especial sólo puede pedirse en el mercado español con mecánica híbrida-enchufable PHEV (desde 51.000 euros). Otro motivo más para que, durante todo el tiempo que hemos probado este Alfa Romeo tan pintón y apetecible, hayamos tenido «sensaciones encontradas»… pero que en el balance final, sin duda, han sido mucho más positivas que negativas.