Las temperaturas que puede alcanzar un coche al sol son realmente grandes. Se calientan mucho, hasta el punto de dejar el coche prácticamente inutilizable.
Tanto es así que, tal y como se desprende de un estudio del RACC, sabemos que se calientan más los coches negros que los blancos, por ejemplo, pero también que hay ciertos riesgos importantes si dejamos el coche al sol durante muchas horas o tiempos prolongados.
El calor de la carrocería resulta determinante
Como tal, y como ya habrás experimentado en alguna ocasión, lo habitual es notar una bofetada de aire caliente al abrir la puerta después de haber dejado el coche al sol durante un rato.
O incluso no poder sentarse dentro del coche durante unos minutos o sentirse incapaz de agarrar el volante por su alta temperatura. Según las estimaciones, un vehículo aparcado al sol puede llegar a alcanzar los 55 grados cuando la temperatura exterior es de 35 y la radiación del sol le afecta de manera directa.Suscríbete a nuestro canal de Youtube
El color de la carrocería resulta un factor determinante para el efecto que tiene los rayos del sol en un vehículo parado. Cuanto más oscuro sea el coche mayor temperatura absorberá. El Real Automóvil Club de Cataluña, el RACC, lo ha comprobado exponiendo durante una hora a la luz del sol a un automóvil blanco y uno negro. El turismo de color claro llegó a los 63 grados mientras que el oscuro hasta los 80.
Los conductores nos exponemos a diferentes peligros
Es así que, si el coche queda expuesto a esa temperatura, cuando los ocupantes quieran iniciar su trayecto se encontrarán con un calor extremo en el interior que no permitirá la conducción, y por tanto, los conductores se exponen a un gran número de peligros.
Cuando esto ocurra, la recomendación es evitar iniciar la marcha con el